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Contraofensiva del Ejército libio para replegar a la rebelión a las montañas

El Ejército libio tomó la iniciativa y lanzó una contraofensiva contra los rebeldes que tratan, desde hace una semana, de bajar de las montañas y marchar en dirección a Trípoli. La situación era confusa pero venía a confirmar el empate infinito entre los contrincantes locales.

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El Ejército libio lanzó una contraofensiva en las montañas del noroeste del país y retomó el control de la aldea de Qwaleesh, en manos de los rebeldes desde la semana pasada.

Los rebeldes se replegaron a las montañas, concretamente a Kikla, en la cordillera de Nafusa, bastión bereber desde el que iniciaron hace días una ofensiva en dos frentes en un intento de cercar la capital, Trípoli.

Un combatiente rebelde que huyó de Qwaleesh «en el último vehículo» narró que la contraofensiva del régimen comenzó con el lanzamiento de misiles Grad. «Los soldados vinieron por la carretera. En ese momento no defendíamos la posición más de medio centenar de milicianos y dos pick-up cargados con ametralladoras».

El mando rebelde había anunciado horas antes su intención de lanzar una nueva ofensiva hacia Al-Assaba, a 17 kilómetros de Qwaleesh en dirección norte.

Al-Assaba es la última localidad antes de Garyan, cruce estratégico en dirección a Trípoli. Garyan y Bir al-Ghanam, más al oeste, eran los dos principales objetivos de la ofensiva rebelde en una operación-tijera que tenía como objetivo tener a tiro Trípoli, el bastión del régimen.

Sus altos mandos anunciaron que esperaban llegar a la capital en tres semanas. Ayer sus milicianos huían en desbandada y la agencia AFP narraba escenas de caos en la localidad montañosa bereber de Yefren. Grupos de jóvenes se concentraron ante la sede del Consejo Militar y se hicieron con armas y municiones.

Esta contraofensiva coincidió con denuncias contra los rebeldes por incendios, saqueos y malos tratos a civiles durante su ofensiva noroccidental.

Fuentes rebeldes confirmaron los «excesos» denunciados por Human Rigth Watch durante la conquista de aldeas cercanas que albergan a la tribu Mesheshiya, fiel al régimen de Al-Gadafi.

Desmentidos y nerviosismo

Por contra, el número dos del llamado Consejo Nacional de Transición, con sede en la capital rebelde de Bengasi (este de Libia), desmintió categóricamente desde Bruselas estas acusaciones. Mahmud Jibril fue recibido con la alfombra roja tanto por la UE como por la OTAN.

El Ministerio de Defensa británico tildó de «patética» la contribución de algunos aliados. Tras asegurar que sus tropas se han visto desbordadas en cuatro meses de campaña, anunció que tratará de pasar parte de la carga a otros países. «Si quieren una póliza de seguros, quizás deberían pensar en pagar las primas», comparó el ministro británico Liam Fox.

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