El doctor Pedro Cavadas se ha convertido en una estrella de la cirugía reparadora y cada ciertos meses se convierte en estrella mediática debido a alguna de sus intervenciones quirúrgicas espectaculares. La última es la de trasplantar las dos piernas a un accidentado. Lo ha hecho, además, en el Hospital de La Fe de Valencia, es decir en uno público, lo que debe servir para que los neoliberales piensen un poco sobre la salud pública. Han intervenido más de cien sanitarios en todo el proceso. Dice el propio doctor que ha sido un éxito y que en unos meses podrá andar.

Este hombre comunica serenidad. Aparece en las ruedas de prensa con un vestuario informal. Su imagen no es la de un médico de relumbrón mundial, de un pionero, de un avanzado, sino que tiene más pintas de ser un miembro de una organización solidaria. Su discurso, en este sentido es impecable, y lo que logra, a la luz de lo que sabemos, es realmente un avanzadilla, una vanguardia de la cirugía, alguien que con su equipo está desarrollando técnicas y procesos que probablemente abren caminos para solucionar problemas menos tremendos y absolutos como el que mencionamos, porque tras dos años de tener las piernas cortadas, recibir dos de un donante después de un año de colocarse en la lista de espera, recibirlas y que pueda andar, forma parte de lo milagroso, de lo increíble, de lo que da mucho que pensar.

Y yo pienso que si alguna vez la sanidad pública podrá asumir este tipo de cirugía espectacular de manera universal. Incluso si es posible, si no estamos ante unos hitos, unas referencias que después son inviables técnica y económicamente. Confiemos en que sí, porque hace unos años los primeros trasplantes de corazón fueron un espectáculo, algo que promocionaba un tipo de medicina de mercado y ahora están al alcance de casi todos los necesitados de ello siempre que se cumplan las circunstancias. Esto de ahora tiene otras connotaciones, nos abre ventanas a la duda eterna sobre la capacidad del hombre para enmendar la plana a la naturaleza, pero lo vemos como algo esperanzador para el futuro general. Parece algo fuera de serie, cercano a la ciencia ficción.