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EH Jaietan | Iruñeko Sanferminak, Momenticos sanfermineros: 1985

Antes que el «Gari, Gari» fue el «Sarri. Sarri»

En las barracas políticas, la noticia corrió de boca en boca aquel 6 de julio: Iñaki Pikabea y Joseba Sarrionaindia se habían dado el piro de Martutene. Muchos lo celebraron ya sin esperar a la posterior banda sonora de Kortatu, el tema sanferminero por excelencia.

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1985

Las fiestas habían empezado moviditas en las txoznas aquel 1985. En el «triángulo de las Bermudas», el Ayuntamiento había intentado acotar el espacio con unas tablas, para intentar reducir la masificación. Los organismos, políticos y no políticos, afirmaban que no cabrían. Y como eran tiempos de insumisión, se pusieron manos a la obra unas horas antes del cohete. Las vallas colocadas por la autoridad municipal rodaron por los suelos. Asunto solucionado.

El chupinazo lo tiró Iñaki Beorlegi, concejal de HB. Y más o menos a esa hora, quienes salían como un cohete eran dos presos políticos vascos: Iñaki Pikabea y Joseba Sarrionaindia, desde entonces Piti ta Sarri para la historia del país.

Aquella fue la noticia de los Sanfermines, porque la fuga dejó una larga estela, desde el 6 al 14. Primero de detenciones, luego de denuncias, después de dimisiones y ceses. Y en Iruñea, desde luego, de cachondeo generalizado, al que luego pondría banda sonora Kortatu con su ``Sarri sarri''. Desde que unos años antes a la peña sanferminera le dio por tirar el jersey al aire, ya estaba claro que al populacho le gustaba regodearse con ese tipo de cosas. Una costumbre que ha llegado hasta el día de hoy, con ese genial ``Ga, Gari, Garitano''.

Todavía no habían entrado con fuerza los ritmos skatalíticos. Iruñea era inconfundiblemente rockera y bastante heavy. El fin de semana anterior al chupinazo, el Anaitasuna se había llenado para escuchar a Barricada y Rosendo Mercado.

Manguerazo para los «pies negros»

Antes de que los ecos de la huida de Martutene marcaran las fiestas, al Consistorio lo que realmente le preocupaba era la higiene general. La prensa navarra se quejaba días antes, sin muchos rodeos como se verá, de que la ciudad ya se había llenado de «pedigüeños y tarados», pero sobre todo de «pies negros». Bajo esta etiqueta se englobaba a punkys, guiris, mozopeñas...

Al segundo día de las fiestas, los yerbines de la Plaza del Castillo estaban repletos de gente tirada en estado lamentable. El Ayuntamiento elevó el nivel de alarma, y los servicios de limpieza entraron en acción del modo más expeditivo posible: ``Manguerazo a los pies negros'', indicaba un titular de ``Egin'', al que seguía una descripción grotesca del episodio. Según el diario, mientras cientos de bienpensantes pamplonicas ovacionaban la actuación y jaleaban a los de la manguera, los «pies negros» respondían con gritos inverosímiles o, al menos, desconcertantes; a saber, ``Athletic, Athletic'', ``Campeones, campeones'' y ``Hijoputas, hijoputas''. Por lo menos, la información dejaba clara cuál era la procedencia de aquella fauna.

Eran tiempos de cerdadas, eso está claro. Los empleados de las piscinas municipales de Aranzadi se quejaban de que se había puesto de moda llenar el césped de «cagadas», así que se decidió subir los precios de la entrada para disuadir a los que sólo acudían para aliviar sus castigadas tripas.

Montañeros y futbolistas, protagonistas de la fiesta

Las fiestas de 1985 también resultaron muy deportivas. Comenzando por el chupinazo, donde los invitados estrella eran tres montañeros recién llegados del mismísimo Everest: Mari Abrego, José Mari Casimiro y Antton Zamarbide.

En la Plaza, los gritos de ``Osasuna, Osasuna, oé, oé, oé'' atronaban. Y es que los rojillos se habían clasificado por primera vez en la historia para jugar la Copa de la UEFA. El sorteo de la primera eliminatoria se celebró además en Sanfermines, y el rival elegido agradó mucho: el Glasgow Rangers. Se decía que los escoceses eran favoritos, pero luego les mojaríamos la oreja.

Más nombres de moda eran el de José Ortega Cano, el torero que triunfó en la feria, y también el de Julen Madina, del que la prensa decía que había salvado la vida a otro corredor con un quite milagroso en el encierro. Una escapada en toda regla, mejorando lo presente, o sea los omnipresentes Pikabea y Sarrionandia.

Ramón SOLA

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