Cuenta Jung Chang en «Cisnes salvajes» que Mao comenzó a odiar a los gorriones porque devoraban el grano. «En consecuencia, todas la familias fueron movilizadas. Solíamos sentarnos a la puerta de nuestras casas golpeando ferozmente cualquier objeto de metal disponible con objeto de ahuyentar a los gorriones de los árboles hasta que éstos terminaban por caer al suelo, muertos por el agotamiento».

La izquierda abertzale ha comenzado un proceso normalizador incuestionable y definitivo. ETA, y así lo dice en su último comunicado, también. Pero PSOE y PP, e incluso el mismísimo Patxi López, siguen empeñados en boicotear el proceso, en poner palos en las ruedas de esa marcha. No se dan cuenta de que es inapelable.

López, con su incuestionable torpeza, ha llegado a decir que da igual que ETA mate o que no mate. Es una metedura de pata descomunal en un personaje que dice representar a todos los vascos y que busca la paz. A ningún vasco, salvo a López, le es indiferente que ETA mate o no. Todos están encantados de que haya dejado de matar desde hace tiempo.

La izquierda abertzale, a la chita callando y desde Bildu, se va preparando y organizando para un éxito electoral que consideran rotundo en próximas convocatorias. Tienen proyecto, líderes y sufrimiento a sus espaldas para aguantar. Poco a poco van consolidando entre sus bases la idea de un futuro prometedor y, sobre todo, en paz. Y no odian, como Mao, a los gorriones.

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