Primer amistoso de la Real ante el Beasain
Un concepto por desarrollar
La nueva Real puso en escena su apuesta por tocar la pelota por debajo en su primer test de pretemporada.
BEASAIN 0
REAL SOCIEDAD 3
Jon ORMAZABAL
Los conceptos en esto del fútbol no son buenos o malos de por sí, el éxito de los mismos suele depender sobre todo del desarrollo que cada equipo es capaz de realizar de cada planteamiento y la Real está, hoy por hoy, en el no siempre sencillo proceso de aparcar su guión de las dos últimas temporadas y captar esa nueva idea que Phillippe Montanier quiere introducir. La de ayer en Beasain fue la primera puesta en escena de la nueva Real y, con todas las reservas que hay que tomar en este tipo de partidos, quedó claro que la idea inicial para este equipo es completamente diferente a la de la etapa anterior.
Como ya adelantó Xabi Prieto en la víspera del partido, el nuevo entrenador realista pide a sus jugadores que toquen el balón por abajo y ayer en Loinatz apenas se vio un pelotazo por parte realista, cuando hasta ahora los balones largos, precisamente hacia el fino extremo donostiarra, eran una constante. Pero claro, la fluidez en el juego es una propuesta que hay que saber llevar de la pizarra al terreno de juego, y ahí queda mucho trabajo por desarrollar.
Y es que, por mucho que el rival de ayer fuera muy inferior técnicamente, para que la nueva fórmula sea efectiva requiere de una condición física, una chispa y una movilidad inalcanzables a estas alturas tras las primeras palizas físicas de este verano, además de que los jugadores adquieran esos «automatismos» que gustaba decir Raynald Denoueix, una de las fuentes de las que ha bebido el nuevo entrenador realista.
Así, pese a tener mayor posesión del balón, la Real se mostró bastante espesa durante muchas fases del partido, especialmente en la primera parte, ante un Beasain que quiso ser irreverente. El equipo realista saltó al campo con el tan cacareado 4-3-3, con Elustondo, Aranburu y Ros en la primera línea por delante de la defensa y otra más adelantada, compuesta por Sarpong, Llorente -que volvió a disputar un partido tras varios meses- y Diego Ifrán.
Sin gran presión sobre el contrario ni fluidez de movimientos, el partido resultó bastante aburrido en la primera parte, en la que los donostiarras sólo fueron capaces de marcar en un balón robado por Joseba Llorente, que cedió para que Diego Ifrán batiera al portero beasaindarra.
Mejoría tras el descanso
Sin llegar a ser, para nada, brillante, el juego mejoró bastante en la segunda mitad, con un equipo completamente nuevo, en el que Zurutuza tuvo que hacerse un sitio en la línea de centrocampistas, jugando más retrasado de lo que venía haciéndolo con Martín Lasarte.
La presencia en el campo de jugadores como el propio Zurutuza, Xabi Prieto o el joven Ilarramendi, que dotó de calidad a la zona de creación, hicieron que la diferencia de categoría se hiciera más patente a medida que avanzaron los minutos.
No obstante, la principal diferencia estuvo en Imanol Agirretxe. Con un sistema o con otro, la misión del usurbildarra sigue siendo hacer gol y ayer volvió a no fallar a su cita. El delantero sigue con terrible eficacia de goles por minuto, hizo dos de cabeza y espera tener este año la oportunidad que merece.
Al margen de las buenas maneras mostradas por el central Iñigo Martínez, Ilarramendi o Diego Ifrán, destacó la efectividad de Imanol Agirretxe, que sigue promediando un gran porcentaje de goles por minuto con los dos marcados ayer.
A falta de fichajes por concretar, la cara nueva en la Real la puso el delantero juvenil Iker Hernández, que disputó sus primeros minutos con el primer equipo sustituyendo a un Paco Sutil que no lo tendrá sencillo para seguir.