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Carlos GIL Analista cultural

Muy cerca

 

Es difícil colocar el acento en periodismo cultural. Aparece rimbombante en crítica o crítico. La crítica de arte, cine o teatro, ¿debería estar más cerca del periodismo o de la disciplina criticada? El conocimiento de lo criticado, incluso desde la práctica, ¿da o quita autoridad al que firma la crítica? Conocer es una de las mejores maneras de adquirir una visión crítica. Otra cosa es el punto de vista del que ejerce la acción crítica. Su estilo. Su actitud. Las dosis de fundamentalismo, demagogia, sectarismo que emplee. No es posible la asepsia ni la equidistancia. Las cartas boca arriba, la denominación de origen, las credenciales, van conformando la credibilidad.

El periodismo cultural debe jerarquizar, no solamente con ideas de territorialidad, sino de excelencia. Hay que colocarse en una tesitura de discriminación. La objetividad no debe confundirse con el todo vale. Se deben tener criterios para darle espacio a lo que se lo merece, a lo que se decida, pero orientando al lector, marcando una posición clara, una disposición a la intervención. Las tendencias artísticas se solidifican con una buena difusión, una explicación coherente y un análisis crítico que oriente y fije prioridades a partir de las propuestas de los agentes creadores.

Muy cerca, involucrándose, acompañando a lo existente, mojándose con lo emergente, intentando colocar luz en las oscuridades, parasoles para los reflejos, con el máximo rigor. El periodismo cultural necesita de una preparación extra, específica y especializada, de unas dosis de vocación, de un amor pasional como vacuna contra toda rutina, amiguismo o conformismo. He dicho.

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