GOLF 140º Open Británico
Darren Clarke da motivos para otra fiesta en Irlanda
El jugador de Dungannon mantiene la calma y se adjudica su primer «major».
Antonio TOMÁS (EFE)
La tercera fiesta en Irlanda ya está en marcha y la culpa la tiene en esta ocasión Darren Clarke, un veterano golfista de 42 años que domó durante cuatro jornadas al cambiante links del Royal St.George inglés para imponerse con autoridad en la edición 140ª del Open Británico.
Clarke hizo el par del campo (70 golpes) para conquistar el primer major de su vida. Sólo un último bogey en el hoyo 18 le impidió igualar un registro interesante: desde Tiger Woods, en 2000, nadie había sumado en el Open cuatro tarjetas por debajo del par. Irlanda vuelve a estallar de júbilo por tercera vez y en poco más de un año por los éxitos de uno de sus golfistas.
Graeme McDowell, de 31 años, ganó en 2010 el Open estadounidense. Rompió una sequía para el Norte de Irlanda en los majors de 63 años. Portrush, la ciudad natal de GMac, estalló de júbilo durante días.
Sólo un año después, el pasado mes de junio, otro golfista de una generación más reciente, Rory McIlroy (22 años), sucedía en el palmarés a GMac. A la fiesta en Belfast acudió Clarke, el más veterano, pionero y mentor de sus dos compatriotas.
«En aquella fiesta por McIlroy mucha gente me dijo que ahora era mi turno», comentaba incrédulo Clarke tras la segunda ronda del viernes del Open en el Royal St.George, en la que alcanzó el liderato del torneo. Y ese turno le llegó merecidamente a Clarke, tras una jornada final en la que lidió primero con el fuerte viento, a continuación con el arranque meteórico de Phil Mickelson -seis abajo en los diez primeros hoyos- y finalmente con el ascenso de otro estadounidense, Dustin Johnson, que después se diluyó.
Clarke, para contrarrestar la efectividad de Mickelson, tuvo el acierto de embocar un eagle en el hoyo 7 cuando, además, arreciaba el viento y el zurdo de San Diego le empataba. Johnson, su compañero de partido, asistió atónito al putt trascendental. El final de la historia parecía escrita. Clarke ganó con 5 abajo, con tres de ventaja sobre Mickelson y Johnson, ambos igualados en la segunda plaza.
El irlandés alzó con los brazos su sueño más preciado como jugador de golf, la Jarra de Clarete, mientras caía sobre el campo una fina lluvia. Desde Fred Daly, en 1947, ningún otro irlandés del Norte había conseguido conquistar el Open Británico.