Nada más ser designada por los militantes de Europe Ecologie-Les Verts como candidata a las presidenciales de 2012, Eva Joly ha lanzado un petardo político que ha recibido como respuesta misiles dialécticos, improperios de racimo y hasta bombas de xenofobia empobrecida. Y es que a esta ex magistrada francesa nacida en Noruega no se le ocurrió otra cosa que proponer un 14 de julio desmilitarizado, una jornada festiva con desfile civil en lugar de la rancia parada marcial cuyo origen se esconde en las demostraciones de poder de la época colonial. Argumentó el sinsentido de que, en una fiesta dedicada a elogiar valores como libertad, igualdad y fraternidad, se homenajee a un ejército en lugar de al ciudadano.

Escandinava ella, no comprende cómo naciones de raza como la francesa o la española, pueden rendir costosos homenajes a las fuerzas armadas el mismo día en que festejan el día de su nación. Es como si en España no desfilara la cabra de la Legión un día como hoy, un 18 de julio, honrosísima conmemoración del Alzamiento Nacional, cuyo desfile castrense se trasladó a la más colonial y más santa fecha del 12 de octubre, aniversario de aquel día en el que miles de pueblos indígenas descubrieron los profundos valores de la civilización europea, tan arraigados hoy día como entonces, tal y como puede observarse en esos mismos desfiles.

Eva Joly no puede entender ese ardor guerrero, ese fervor bélico en países que, por otro lado, ni son nacionalistas ni imperialistas, sino democracias contrastadas que, como acuñó aquel gran estadista tal día como hoy, son, «unidades de destino en lo universal». Eso sí, por la fuerza de esas armas que exhiben sin rubor.