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Neal Gabler 2011/7/20, POLITICO (Traducción: GARA)

Murdoch: Mubarak del periodismo

Los vientos de democracia están soplando, recogiendo el detritus en todo el mundo y enviándolo como un Scud. Lo vimos en Túnez, Yemen y Egipto, y hay fuertes ráfagas en Siria y Libia. Pero, ¿quién habría pensado que estos mismos vientos podrían arrastrar también a Rupert Murdoch -el coloso del periodismo que ha ayudado a cambiar el resultado de las elecciones, que ha hecho temblar de miedo a presidentes y jefes de Gobierno, ha reescrito los hechos a su conveniencia y ha inflamado las fuerzas del odio, los excesos de los populismos de extrema derecha hasta parecer que intimidaban enteramente los medios de EEUU-?(...)

Pero el escándalo de las escuchas telefónica en Gran Bretaña, y otros, revelan que Murdoch era algo más que una variedad de jardín del déspota del periodismo. (...) Era un KGB periodístico, un gánster del periodismo cuyos secuaces usaron el chantaje general(...)

No es sólo las escuchas del teléfono de una niña desaparecida, y la supresión de mensajes que horrorizan; o las amenazas contra quienes investigaban las escuchas; o la utilización de información policial privilegiada para localizar a celebridades. Es también la adquisición y la filtración de la información sobre la fibrosis quística del hijo recién nacido del entonces ministro de Hacienda, Gordon Brown, que los Browns no querían hacer público. Esto va más allá del exceso de celo. Rompe las fronteras de la decencia humana.

Hasta ahora, nada parecía afectar a Murdoch. Siempre que el público viera sólo su poder y no sus estragos, el era inexpugnable -especialmente desde que se decía de su poder que era ejercido en nombre del pueblo llano. No era sólo el cuarto poder, era más grande que los otros tres poderes juntos- incluso si sus estragos contribuían a ese poder.

Pero hemos visto que cuanto más grandes son, más difícil es que caigan. Si Murdoch era uno de los mayores broker de poder antes del escándalo, una vez de que éste ha estallado, se ha convertido en el Mubarak del periodismo(...)

El guión es prácticamente idéntico en todos los casos. Primero es la grieta en el blindado. Luego viene el desmentidos y las expresiones de resentimiento -El «Wall Street Journal» editorializó sobre una «mafia política» que iba a por Murdoch-. A esto le siguen lo intentos frenéticos para controlar los daños: las tibias disculpas demasiadas semanas tarde y las promesas de hacerlo mejor a partir de ahora.(...)

Los poderosos amigos de Murdoch ya están saliendo en su defensa. Pero de nuevo, es también posible que los vientos democráticos que ahora giran alrededor de él se conviertan en tornado y se lo lleven por delante.

Para el hombre que hizo su fortuna apelando al «pueblo» -aun cuando sus periódicos estaban explotándolo- no podría haber un final más digno.

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