Raimundo Fitero
Apocalipsis
Rubio como la cerveza, ojos azules que reflejan los rayos de la luna nórdica, hijo de banquero, cristiano fundamentalista. Fotomatón de un hijo de la ira opulenta según la versión policial de urgencia. Los huevos de la serpiente nazi se conservan en el frío, se alimentan en la Europa meridional, se expresa en formas y estilos variados por toda la vieja Europa. Por las peripecias del inspector Wallander del lúcido Henning Mankel, sabíamos de la existencia de tramas nazis muy enraizadas en la sociedad sueca, de expresiones racistas disfrazadas, de antecedentes colaboracionistas con Hitler en los propios servicios secretos suecos.
Sabíamos también de la descomposición del sentido de la sociedad del bienestar, de los ramalazos autoritarios, xenófobos, del crecimiento de la extrema derecha, por otros autores de novelas policíacas de la pléyade de cronistas de la parte oscura de las sociedades nórdicas que nos han ido abriendo los ojos sobre lo que existía debajo de ese aparente paraíso. La literatura realista como arma de denuncia.
De repente, la matanza noruega, la apocalipsis según Anders Behring Beivik, se nos asoma para provocarnos el vértigo, para desmontarnos la leve estructura político-sentimental desde la que aceptamos las mentiras universalizadas. Nos asusta la retórica política, los comentarios de los irresponsables supuestos líderes de la nimiedad, la obviedad de sus argumentaciones, la manera de tratar informativamente este asunto que tiene un calado bastante imprevisible.
¿Un hombre solo, un salvador, un loco, un asesino en serie? No parece ser muy creíble. Una bomba, y un ajusticiamiento salvaje de cerca de cien personas en un campamento de jóvenes socialdemócratas, realizado todo por un solitario fundamentalista, no se sostiene. Aquí tiene que haber mucha más trama, ramificaciones que lleguen hasta lugares con mucho poder. Es un aviso muy claro. Es terrorismo de extrema derecha, aviso para navegantes. Quieren acelerar el proceso hacia la derechización de Europa, la guerra contra el emigrante, contra los comunistas, es decir, mensajes claros de populismo violento, una repetición de la Historia más denigrante.