Los blusas y las neskas de Gasteiz no dieron tregua ayer a la resaca. Tras una noche de fiesta, los más jóvenes hicieron su aparición por casa para enfundarse el pantalón de mil rayas, la blusa, el traje de neska y los pololos, el uniforme de gala para celebrar Santiago, el «Día del Blusa», la antesala de la fiestas de La Blanca.

Una vez listos, los blusas comenzaron a llenar de nuevo los bares del centro de la capital alavesa, vacíos el tiempo justo para llenar de nuevo las neveras y los barriles de cerveza. Junto a ellos, los txistus y las txarangas se encargaron de despertar a la ciudad, que amaneció tomada por una comitiva de vendedores ambulantes que ofrecían todo tipo de artilugios inútiles a los gaupaseros que deambulaban por las calles del Ensanche y Casco Viejo gasteiztarra.

A las 10.00 comenzó la fiesta diurna. Con las calles limpias la Comisión de Blusas dio el visto bueno: todo listo para dar comienzo a la carrera de burros. Una competición, convertida en tradición, que contó con la presencia de dos neskas entre una decena de blusas. Dos neskas que nada pudieron hacer contra el «Ferrari» de la cuadrilla Zintzarri, el asno vencedor en el circuito urbano de la plaza de la Virgen Blanca.

Sin embargo, la alegría de los miembros de la cuadrilla se apagó cuando la organización decidió anular su victoria. El lugar de «Ferrari» en el pódium lo ocupó «Nino», representante de Belakia, el único burro, y ser vivo, capaz de superar una prueba antidopaje a primera hora del «Día del Blusa».

Tras la carrera, a las 10.30, los blusas y la neskas presentes en la plaza iniciaron una peregrinación hacia la plaza de toros de Gasteiz, donde tuvo lugar un concurso de recortadores profesionales. A éste le siguió otro certamen de saltos, pero esta vez de aficionados. Un concurso amateur protagonizado por los blusas y las vaquillas, que no dieron tregua a los presentes en la arena.

Con el fin de las vaquillas el clima se volvió gris, y comenzó a caer un ligero txirimiri sobre la ciudad. Una lluvia que persistió hasta las 14.00, y que acompañó a todos aquellos que se acercaron a la feria ganadera, situada en el campus universitario; y a los que, siguiendo la costumbre del día de Santiago, se dirigieron al mercado de ajos de la Cuesta de San Francisco. Una zona marcada por el olor resultante de los ajos y los productos de limpieza empleados por FCC en el amanecer de la fiesta.

De todos modos, la lluvia no consiguió empañar el homenaje a los familiares de los presos políticos vascos, celebrado en la Plaza de los Fueros. Una cita organizada por la Comisión de Blusas y Neskas para recordar y rendir un sincero homenaje a todas aquellas personas que no han podido asistir al primer paseillo del año 2011 por estar recluidas en las prisiones españolas y francesas.

Con la llegada del mediodía, los blusas y la neskas se fueron a repostar. A cargar energías de cara al primer paseillo de ida. Un paseillo que partió a las 17.00 desde la Plaza Nueva hasta la plaza toros, donde continuó la fiesta. Unos dentro del coso y otros fuera, apostados en las terrazas de los bares más cercanos a la plaza. Todos en busca de un lugar donde fijar el campo base durante la feria taurina de las fiestas de La Blanca.

Para amenizar la tarde, los gasteiztarras pudieron presenciar una nueva disputa entre blusas y neskas. Esta vez en el frontón de los Fueros, donde las distintas cuadrillas celebraron un duelo mixto de pelota entre aficionados. Por su parte, los más pequeños aprovecharon la jornada festiva para pasar la tarde en la zona de las barracas, situadas desde hace días en el aparcamiento de Mendizabala, ubicado al sur de la ciudad.

A las 20.30, con el sudor del partido, y las manchas de kalimotxo en la camisa, las cuadrillas emprendieron el camino de vuelta al centro de Gasteiz. Ataviados con el pañuelo, de cuadros o rojo en función del uniforme, y con los katxis en la mano, la comitiva de blusas y neskas inició el camino de regreso a la Plaza Nueva, el broche final al «Día del Blusa». Un anticipo de lo que vivirá la capital alavesa dentro de diez días, el 4 de agosto, cuando la bajada de Celedón marque el inicio de las fiestas de La Blanca.

Pendientes de Celedón

Será entonces cuando las cuadrillas de blusas y neskas vuelvan a invadir las calles de Gasteiz. Una invasión organizada que llegará acompañada de txosnas y conciertos en el Campus universitario de Araba. Sin embargo, todavía será necesario esperar diez largos días para encender el puro en la Plaza de la Virgen Blanca.

Ahora, tras el aperitivo de ayer, toca volver al trabajo con la vista puesta en el día 4 de agosto, cuando todos los gasteiztarras den la bienvenida a Celedón en la balconada de San Miguel. Con él, la ciudad vivirá cinco días de fiesta, conciertos y paseillos.

Una semana para la que se han preparado durante todo el año centenares de blusas y neskas, que ayer pasaron con nota el primer examen. La prueba de fuego antes de enfrentarse a La Blanca y a las cinco duras jornadas de fiesta que les quedan por delante.