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Caiga lo que caiga, el público donostiarra se empapa de jazz y se moja por Jazzaldia

Jazzaldia hizo ayer balance de su recientemente finalizada 46 edición, que se clausuró con un directo de Cyndi Lauper y Mavis Staples en una plaza de la Trinidad que chorreaba agua. La lluvia ha sido precisamente la protagonista de esta edición, al lograr cancelar varias actuaciones las dos últimas jornadas. Sin embargo, los conciertos de pago, además de realizarse sin incidencias, han logrado un nivel artístico brillante. Pero la estrella han sido sus 115.000 espectadores.

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A. BILBAO | DONOSTIA

Si la metereología hubiera acompañado, las cifras de asistencia hubieran sido de escándalo, y el brillo -del festival- mayor». Así resumió Miguel Martín, director de Donostia Jazzaldia, el sentir de la organización tras clausurar ayer una edición pasada por agua... y pletórica en su vertiente artística.

Balance total: 115.0o0 espectadores (empapados), casi diez mil más que en la pasada edición. Tan sólo en el concierto de B. B. King la asistencia fue cifrada en más de 40.000 espectadores por la organización. Y todo ello teniendo en cuenta que, debido a las inclemencias metereológicas, varios conciertos de las terrazas del Kursaal debieron ser suspendidos en las dos últimas jornadas.

Miguel Martín hizo estas afirmaciones acompañado de la concejala de Cultura y Euskera del Ayuntamiento de Donostia, Nerea Txapartegi, en la comparecencia de prensa convocada para valorar la 46 edición de Jazzaldia, a donde tanto la prensa como la organización acudieron con los pies aún entumecidos de tanta agua.

La inclusión de conciertos en el Museo San Telmo ha sido una de las destacadas novedades de la presente edición del festival y la impresión general, ante este experimento, ha sido más que favorable. La iglesia da color y volúmen (se trata de encontrar actuaciones adecuadas para la misma); el claustro resulta elegante, tal y como se demostró con Lloyd Cole, y el patio, adecuado para un concierto. «El MST no es perfecto, pero sí idoneo. Hemos tomado contacto con él y seguiremos explorando. Ha sido buena novedad, positiva», valoró Martín.

Artísticamente impecable

En cuanto a la calidad artística, el director de Jazzaldia se mostró muy satisfecho de haber vivido «tantos conciertos de diez, extraordinarios» en la plaza de la Trinidad. Del Kursaal, que acogió al grupo Return to Forever IV el sábado, la pianista japonesa Hiromi el domingo y al galardonado armonicista belga Toots Thielemans anteayer, señaló que «fueron artísticamente sobresalientes. Dos de ellos, además -los dos primeros-, estuvieron abarrotados».

Además, destacó también, entre los conciertos gratuitos que Jazzaldia ofrece -generalmente los que más afluencia acogen-, el concierto de Jackson Brown en la Zurriola (el domingo), «para recordar», aun cuando la noche era desapacible. El escenario Verde ha seguido adelante con todo el cartel programado, no así las terrazas del Kursaal, donde el domingo se suspendieron las actuaciones de Dynamic Trio, Elkano Browning Cream, Caraband y Bertrand Noël & Jonathan Avishai. Anteayer, en la jornada de clausura, ya sin conciertos programados en la playa de la Zurriola, las actuaciones programadas en las terrazas (espacio Frigo, carpa Heinekin y espacio Coca Cola) volvieron a ser canceladas; muchas de ellas eran de bandas locales. La programación del Nauticool, sin embargo, se llevó adelante tras trasladar los directos a la sala Club del Teatro Victoria Eugenia, donde actuaron los músicos de Euskal Herria Mursego, Mobydick y De 2 en Blues Band (dentro de los conciertos secretos). En este punto, la organización quiso también «confirmar el acierto de la apuesta por los grupos locales, -25 teniendo en cuenta los de los conciertos secretos-, demostrando el extraordinario nivel que ha alcanzado en los últimos años el jazz vasco».

Del sonido de las actuaciones -excelente en líneas generales-, apuntó que «no gastamos el dinero en decorar escenarios; por ejemplo, sí lo hacemos en este tipo de cosas: el sonido es prioridad para Jazzaldia, quien cuenta para ello con un equipo de trabajo, jovencísimo y entregado», alabó. Por otra parte, en cuanto a las actividades complementarias, Martín destacó el haber recuperado una cita pedagógica, el clínic ofrecido por TriEZ, «Aspectos de la improvisación en el jazz», «todo un éxito. Son grandes músicos y se ha creado una gran comunicación con los asistentes».

Pero el gran protagonista de la 46 edición de Jazzaldia, «una de las ediciones más brillantes de su historia, con un nivel artístico impecable» en lo que al nivel artístico se refiere, siempre según Martín, ha sido el público. «La entereza del público es digna de agradecimiento y de admiración por nuestra parte». Y es que, los tres últimos días de Jazzaldia, la plaza de la Trinidad ha seguido abarrotada, eso sí, con los asistentes provistos con finos impermeables transparentes, como si estuvieran embutidos en condones de latex.

Plan B, sí o no

La actitud firme del público ante los chaparrones ha motivado que los artistas subrayó Martín, «hayan dado mejores conciertos de lo esperado». Como ejemplo, Cyndi Lauper, quien no dudó en bajar del escenario y cantar bajo la lluvia, en comunión con su entusiasmada audiencia.

Cuestionado sobre la conveniencia de prever un Plan B para Jazzaldia cuando la metereología es adversa, respondió que «el festival ha encontrado, tras 46 ediciones de experiencia, unos recintos no perfectos pero si idóneos», explicó Martín. «Los festivales de verano son así (al aire libre), y ya sabemos donde vivimos», en referencia a cuanto llueve en Donostia.

Martín recordó haber estado en esa tesitura hace veinte años, y, pese a todo, se desechó Anoeta. Detalló las necesidades técnicas que hacen que los conciertos no se puedan trasladar de un lugar a otro fácilmente. «No se puede improvisar, pues necesitan ocho horas de montaje, pruebas de sonido...». Además, señaló, «no habría una fórmula para determinar cuándo cancelar o trasladar los conciertos. Si se prevén chubascos, si llueve a mares...». Del proyecto de cubrir la plaza de la Trinidad: «La fórmula más versatil y rápida tardaba tres días en realizarlo». Por tanto, el director del festival abogó por mantener un esquema logrado tras su adecuación año tras año, «estudiado y refrendado por el público. La magia está en la Trini».

La delegada de Cultura y Euskera del Ayuntamiento de Donostia, Nerea Txapartegi, quien acudió, entre otros actos, al concierto que el premio Donostia Jazzaldia 2011, Toots Thielemans, ofreció en el Kursaal anteayer, señaló que el consistorio seguirá apoyando Jazzaldia «y si hubiera que hacer cambios, se realizarían consensuados con la organización», remarcó, al ser cuestionada por un periodista.

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