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Crisis humanitaria en el cuerno de áfrica

La ONU retrasa la ayuda a Somalia pese a su crítica situación

La ONU adujo «trabas burocráticas» para justificar el retraso en la apertura de un puente aéreo con ayuda alimentaria, prevista para ayer.

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GARA | NAIROBI

Doce millones de personas siguen esperando la ayuda de la comunidad internacional para poder sobrevivir al hambre y la sed que está segando decenas de miles de vidas en el Cuerno de África. El primer puente aéreo con ayuda humanitaria del Programa Mundial de Alimentos (PAM) para Somalia, el país más afectado por la hambruna tras dos décadas de guerra agravadas por la más severa sequía de los últimos sesenta años, debía de haberse abierto ayer, pero las trabas burocráticas impidieron que un primer avión con 14 toneladas de alimentos altamente nutritivos despegara de Nairobi hacia la capital somalí, Mogadiscio.

Varios vuelos con el mismo destino están previstos para los próximos días, así como también otros hacia la ciudad etíope de Dolo y la keniana de Wajir, a lo largo de la frontera con Somalia.

Pero los términos exactos de este puente aéreo seguían ayer sin concretarse, sobre todo el número de vuelos y las cantidades a transportar. Según el PAM, en una primera etapa se enviarán alimentos utilizados contra la desnutrición infantil, que serán distribuidos en los centros de salud administrados por sus organizaciones asociadas.

Estos productos serán depositados en las pistas del aeropuerto internacional de Mogadiscio, principal base de los 10.000 soldados de la fuerza de paz de la Unión Africana (AMISOM) desplegados para apoyar al débil Gobierno títere somalí, que controla poco más de la mitad de la capital frente a los insurgentes islamistas shebab, que controlan también la casi totalidad del centro y sur de Somalia.

En esas zonas varias organizaciones humanitarias, entre ellas el PAM, fueron declaradas «non gratas» en 2009 acusadas de «espionaje» y proselitismo cristiano y cuya actividad no volverá a ser autorizada a pesar de la crisis, advirtieron los islamistas.

Las primeras distribuciones masivas de ayuda en áreas de control shebab comenzaron el fin de semana, con la distribución por parte del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) de casi 400 toneladas de alimentos en la provincia de Gedo. Varias ONG, entre ellas el CIRC y Médicos Sin Fronteras (MSF), trabajan hoy en esas zonas, las más afectadas, bajo una presión constante.

El PAM dispone en Mogadiscio de un gran hangar en el puerto, bajo control de las fuerzas progubernamentales, hasta el cual, en los dos últimos años y a pesar de los combates, sus barcos no han cesado de trasportar y almacenar ayuda. El PAM anunció el lunes en Roma el inicio ayer de este puente aéreo y aprovechó la reunión de países donantes para pedir una «ayuda internacional masiva y urgente», llamamiento que las agencias de la ONU y el Consejo de Seguridad reiteraron ayer. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, insiste en que se necesitan 1.600 millones de dólares sólo para Somalia.

12 millones de personas

Según la ONU, el hambre y la sed amenazan a 12 millones de personas en la región. La situación es particularmente crítica en Somalia, donde la ONU decretó formalmente la hambruna en dos provincias del sur.

El Alto Comisionado para los refugiados indicó que además de quienes buscan refugio en Kenia y Etiopía, desde comienzos de julio, unas 40.000 personas que huyen del hambre y la guerra han llegado a Mogadiscio, y unas 100.000 en los dos últimos meses. La cifra crece cada día y la cantidad de ayuda desplegada no es suficiente para cubrir todas las necesidades, lo que ha provocado enfrentamientos y saqueos.

En el caso de los refugiados en Kenia, ACNUR puso en marcha el lunes un programa para trasladar a quienes viven en la actualidad en las afueras de los campamentos de Dadaab, uno de los mayores del mundo, con una población estimada de 380.000 personas. La nueva ubicación, una extensión del subcampo de Ifo, tiene capacidad para albergar a 500 familias de cinco miembros, y además se abrirá un segundo emplazamiento, Kambioos, para ayudar a desconges- tionar Dagaheley. MSF denunció ayer que unas 200 familias refugiadas somalíes están siendo trasladadas diariamente desde Dadaab a Ifo 3, que «aún carece de servicios mínimos», como agua o saneamiento.

A Dadaab llegan unos 1.300 refugiados al día, en un estado de salud pésimo, deshidratados y desnutridos, sobre todo los menores. Pero la situación no es mejor en los remotos campos de Dollo Ado, en Etiopía, donde viven más de 114.000 personas y la desnutrición es preocupante. Uno de cada tres niños que llegan desde Somalia presenta un estado de desnutrición severo.

PASTORES de kenia

La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) aportará 276.000 euros a unos 40.000 pastores vulnerables del nordeste de Kenia -el 60%, mujeres- que reciben a miles de refugiados somalíes y comparten con ellos los pocos recursos que tienen.

Mujer somalí, veinteañera y con tres hijos a su cargo

Mujer, procedente del sur de Somalia, con tres hijos a su cargo y de unos veinte años es el perfil predominante entre los refugiados que huyen de la guerra y de la sequía y que abarrotan el campamento keniano de Dadaab, considerado el mayor del mundo.

Mujeres como Jija, que llegó hace pocos días a Dadaab (este de Kenia) tras 15 días de camino desde la localidad somalí de Sako, hace fila para registrarse y, si tiene suerte, obtener su primera ración de productos de primera necesidad con los que atenderá a sus hijos, el más pequeño de ellos colgado de su cuerpo.

Jija huyó de Somalia por la guerra y la sequía, y su marido se quedó allí, aunque la mujer no especifica para qué menesteres.

«Mires donde mires, ves mujeres y niños», dice Bettina Schulte, responsable de comunicación del Alto Comisariado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Dadaab. «Hace unos días, un medio estadounidense publicó un reportaje sobre el campamento que se titulaba `Los hombres perdidos' y es cierto... ¡No se ven hombres!", agrega Schulte.

De acuerdo con los datos del ACNUR, más del 80% de los somalíes que escapan del hambre y la guerra son mujeres y niños. Algunos de los padres de los niños murieron en el eterno conflicto, otros fueron secuestrados por los insurgentes islamistas shebab, vinculados a Al-Qaeda, para luchar por su causa -instaurar un Estado musulmán en ese país- y los menos, como el marido de Asha, apenas pueden moverse debido a una minusvalía.

La ausencia de hombres hace más vulnerables a las mujeres, pues, según un reciente informe de la ONG Care International, las violaciones -durante la larga travesía hacia Dadaab- y la violencia sexual entre los refugiados se ha cuadruplicado, con 358 casos denunciados en el primer semestre de 2011, por 75 del mismo período de 2010.

Pero, según una cooperante, «las mujeres son las que sacan adelante a la familia».

Shuqriya cumple también los requisitos de la refugiada tipo de Dadaab, adonde vino tras perder todo su ganado: «En el camino sólo encontré hambre». Su hijo Abdisalam, con una malnutrición grave, apenas parpadea durante la entrevista con ayuda de un intérprete somalí, en una cama de uno de los hospitales que Médicos sin Fronteras tiene en Dadaab.

«¿Que cuál es mi sueño?», se pregunta Asha, tumbada junto a su hijo menor en un centro de Cruz Roja en el campamento de Ifo, uno de los tres que conforman Dadaab. La respuesta es la aspiración de toda refugiada de este rincón del planeta: «Que mi hijo mejore, tener acceso a suficiente comida y una casa». Javier TRIANA (EFE)

insuficiente

El delegado de MSF para Kenia, Somalia y Etiopía, Xisco Villalonga, tachó de «absolutamente insuficientes» los pequeños pasos dados en la ayuda humanitaria en Somalia y denunció que «aún no se ha materializado nada en relación al aumento de la ayuda».

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