La política vasca, que sufrió una fuerte sacudida en las elecciones de hace dos meses, sigue siendo objeto de movimientos profundos que pueden desembocar en cambios importantes, incluso a corto plazo. Concretamente, otoño puede ser determinante para dibujar el nuevo tablero. Y es que después del verano celebrarán sus respectivos cónclaves las dos sensibilidades que a duras penas conviven en Ezker Batua, que podrían acabar en una escisión. Y el futuro de Nafarroa Bai podría decantarse también en los próximos meses. Así, Aralar afronta un congreso, seguramente en octubre, al que acudirá con la convicción de que la actual fórmula de NaBai está en franco declive y pensando que su identificación con el PNV le está perjudicando. Por contra, un grupo de independientes nabaizales pretenden constituir una asociación, Zabaltzen, partiendo de un punto de vista opuesto al que la formación de Patxi Zabaleta presenta en su ponencia.

El nuevo tiempo que se ha abierto en Euskal Herria afecta también a los agentes políticos, que tratan de acomodarse a las nuevas circunstancias, en un proceso de decantación que aclarará el escenario político.