Corren buenos tiempos para la cantera txuriurdin. La Real lleva ya varias campañas desde que retomó la apuesta por los jugadores formados en Zubieta y esta pretemporada lo está volviendo a hacer, incluso con mayor fuerza y entusiasmo. Se trata, sin duda, de la mayor apuesta por la cantera desde la era de John Benjamin Toshack, a principios de los años noventa.

Las necesidades económicas también pueden ser un factor clave en la apuesta por los jóvenes valores blanquiazules pero, aunque en Donostia se espera la llegada de algún fichaje de última hora, la plantilla cuenta con varios efectivos de la casa. Basta con mencionar los pocos jugadores foráneos que hay: De la Bella, Sarpong, Claudio Bravo, Demidov, Sutil y Diego Ifrán.

El resto son jugadores guipuzcoanos, hasta nueve, forjados en Zubieta, y futbolistas que entraron en las categorías inferiores procedentes de otros herrialdes como Carlos Martínez, Toño Ramírez o los galos Antoine Griezmann y Liassine Cadamuro.

Precisamente dos jugadores de esa lista, Sutil y Cadamuro, fueron los protagonistas ayer en rueda de prensa. Al igual que todos su compañeros, ambos tiene que demostrar al técnico Philippe Montanier su valía para tener presencia en el primer equipo y contar con minutos.

En los últimos días ha corrido el rumor de que Paco Sutil podría abandonar la Real, pero el andaluz, que recaló en el conjunto blanquiazul procedente del Eibar, tiene la ilusión de convencer al técnico francés y seguir un año más en Donostia.

Sutil, con un año más de contrato

El jienense es el segundo máximo goleador de su equipo en esta pretemporada con dos goles, pero el club parece haberle puesto la etiqueta de transferible por la irregular campaña que realizó el año pasado. Ello pudo deberse a las lesiones que sufrió, aunque en el tramo final su participación fue importante y destacó en el último encuentro de Liga ante el Getafe con el gol que permitió a la Real mantenerse un año más en Primera.

Sutil, además, se ha reivindicado en esta pretemporada, realizando un buen partido frente al Ajaccio, ante el que marcó de penalti y también de falta directa. «Mi objetivo es viajar con mis compañeros a la concentración de Roma (del 5 al 12 de agosto). Estoy trabajando para ello, y quiero quedarme en la Real porque tengo un año más de contrato, pero tengo claro que decidirá el míster», manifestaba ayer el centrocampista zurdo tras la sesión matutina.

Por su parte, Liassine Cadamuro ya realizó la pretemporada con el primer equipo el año pasado, aunque después jugó con el Sanse. De ahí que no tenga experiencia en la máxima categoría, por lo que, en caso de llegar algún refuerzo antes de comenzar la Liga, podría ser uno de los que tuviese que salir cedido a otro equipo.

El propio jugador se mantiene al margen de esa posible salida. Mientras tanto, Cadamuro está encantado. Montanier lo está probando de lateral izquierdo: «Es él quien decide dónde juego, procuro no complicarme y jugar sencillo. Sé que el primer equipo está a un nivel muy alto, pero aguantaré lo que sea porque estoy con muchas ganas y con mucha ilusión».

Datos de la cantera

Terminen donde terminen ambos, lo cierto es que para encontrar mejores datos de la actual presencia de canteranos hay que echar la mirada a principios de los noventa, cuando Toshack reforzó el equipo con sólo dos portugueses (Océano y Carlos Xabier) y Kodro en ataque.

En la 1995-96, eran ocho los jugadores que no procedían de la cantera: Olabe, De Paula, Karpin, Craioveanu, Purk, Yaw, Lumbreras y el chileno Ramírez. El equipo guipuzcoano finalizó en séptimo lugar la Liga.

El año en el que la Real alcanzó Europa con el alemán Bernd Krauss en la 1997-98, había siete jugadores no formados en la cantera, la misma cifra que en la 2005-06 (16ª posición). En la temporada de Javier Clemente, en la 2002-03, el equipo contaba con doce, mientras que en el subcampeonato bajaron a siete los fichados de terceros equipos.

Paradójicamente, el récord de no canteranos se produjo en el año del descenso a Segunda División, con hasta quince jugadores, dos tercios del total.