crisis humanitaria en el cuerno de áfrica
«Nos estamos muriendo», claman los somalíes que huyen del hambre
El Programa Mundial de Alimentos (PAM) empezó ayer a enviar por aire ayuda alimentaria de emergencia a Somalia, donde cientos de miles de personas se mueren de hambre. Una vez superados los obstáculos burocráticos que retrasaron un día el envío de la ayuda, diez toneladas de un alimento nutricional especialmente diseñado para tratar la malnutrición en los niños volaron hacia Mogadiscio, donde a pesar de la urgencia quedaron almacenadas a la espera de ser distribuidas.
GARA | MOGADISCIO
El Programa Mundial de Alimentos (PAM) de Naciones Unidas logró ayer abrir un puente aéreo urgente para mandar alimentos desde Nairobi a Mogadiscio, una semana después de que fuera declarado oficialmente el estado de hambruna en Bakool y Baja Shabelle, dos regiones del sur de Somalia, una situación inédita en el país en los últimos veinte años, los mismos que dura el conflicto armado que está desgarrando el país africano y al que ahora se ha sumado la sequía más grave de las últimas seis décadas.
El primer vuelo, con diez toneladas de suplementos nutritivos (una pasta cacahuete con gran cantidad de proteínas e hidratos de carbono) destinados a los niños, aterrizó ayer por la tarde en la capital somalí. Está previsto, además, que otros aviones lleven ayuda a la ciudad etíope de Dolo Ado, desde donde se puede trasladar la mercancía a través de la frontera hasta Jubaland, una franja de tierra controlada por las débiles fuerzas gubernamentales somalíes situada al oeste de Bakool, informó Europa Press.
«Vamos a llevar a cabo una serie de vuelos para poder hacer llegar suficiente comida para asistir a unos 30.000 niños en Mogadiscio», indicó a Efe Challiss McDonough, portavoz del PAM en la capital keniata.
En los próximos diez días, esta agencia de la ONU espera llevar por vía aérea hasta la capital somalí unas 100 toneladas de ese alimento para niños malnutridos en una docena de vuelos.
Una vez en el aeropuerto de Mogadiscio, David Orr, otro portavoz del PAM, aseguró que «traeremos comida, tiendas y otros utensilios básicos».
El cargamento fue transportado en un convoy hasta los almacenes que la agencia de la ONU tiene en Mogadiscio, donde se guardarán hasta su distribución, tan pronto como sea posible, indicó Orr, entre los niños malnutridos de los campamentos de la ciudad.
En esos hangares se ha estado almacenando mercancía durante los dos últimos años, desde que las agencias de la ONU fueran expulsadas de las zonas controladas por los shebab y, según algunas organizaciones, mucha se ha estropeado debido a las dificultades de distribución en el interior del país.
«No podemos esperar»
Cientos de miles de somalíes han huido a Mogadiscio, a Kenia (unos 400.000) y a Etiopía (cerca de 200.000) desde las zonas controladas por los insurgentes islamistas shebab en busca de ayuda. Tan sólo en los dos últimos meses, alrededor de 100.000 personas han llegado a Mogadiscio desde otros puntos del país huyendo de la guerra y el hambre.
Y miles siguen llegando diariamente a la capital, como Dahir Diriye Osman, de 43 años y padre de ocho niños, que perdió a su esposa y a tres de sus hijos durante la travesía hasta Mogadiscio.
«Nos estamos muriendo. Algunos de nosotros murieron durante el camino y otros están muy débiles. Por eso, la comida se nos debería suministrar directamente, porque no podemos esperar», comentó Osman a Efe.
El ministro somalí de Asuntos Exteriores, Mohammed Ibra- him, advirtió ayer de que más de 3,5 millones de sus conciudadanos -la mitad de la población de Somalia- podría «morir de hambre» en su país.
Coincidiendo con la apertura de este puente aéreo, ayer tuvo lugar una cumbre «técnica» en Nairobi, en la que la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) informó a los países occidentales de la situación en Somalia, donde los shebab no permiten actuar a las agencias de la ONU en las zonas bajo su control, es decir, casi todo el país.
Durante la reunión se incidió, según relató una fuente diplomática a AFP, en la necesidad de que las organizaciones que ya operan en esas zonas, Médicos Sin Fronteras (MSF), Acción contra el Hambre y el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) sigan haciéndolo y refuercen su asistencia a las víctimas, en lugar de poner en marcha nuevos programas del PAM, cuya capacidad de aplicar con celeridad la distribución en zonas de acceso limitado fue cuestionada.
Aunque Somalia es el país más afectado por esta crisis humanitaria, el drama afecta también Etiopía, Kenia, Djibuti y Uganda también están sufriendo los efectos de la sequía y la ONU calcula que alrededor de diez millones de personas se encuentran en situación de riesgo en el Cuerno de África. Además, la comunidad internacional teme también por la situación en la vecina y ultracerrada Eritrea, de donde no llega información y a donde el acceso es muy limitado.
Ayuda insuficiente
Por eso, Cruz Roja española advirtió de que las necesidades actuales y las previstas en el Cuerno de África «superan con creces» la respuesta humanitaria puesta en marcha por diversas organizaciones en los países más afectados y demandó intervenciones humanitarias «sostenidas y a gran escala».
Incidió en el caso de Kenia, donde «más de 3,2 millones de personas necesitan ayuda inmediata debido a la sequía, que está causando estragos», y donde 385.000 niños -de una población de 39 millones de habitantes- sufren malnutrición aguda, sobre todo en Turkana, el distrito más noroccidental del país.
Cruz Roja alertó, asimismo, de que la sequía, el encarecimiento del combustible, que trajo aparejado el aumento del precio de los alimentos, y la situación general de inseguridad alimentaria «suponen, además, el caldo de cultivo para el resurgimiento de conflictos armados», en el caso de que no existan ya debido a otros factores a los que ahora se ha añadido el hambre, ya que las comunidades empiezan a competir por unos recursos que disminuyen rápidamente.
«En Europa estamos preocupados por cosas como la prima de riesgo, cuando lo que de verdad está en riesgo es la vida de millones de seres humanos», lamenta en un comunicado el fundador de Mensajeros de la Paz, padre Ángel, que hoy viaja a Kenia y Etiopía para distribuir ayuda.
La comisaria europea de Ayuda Humanitaria, Kristalina Georgieva, tachó de «desgarradora» la situación en Somalia y destacó que es «absolutamente esencial» que la ayuda internacional llegue de forma urgente «al interior» del país.
Los «shebab» niegan que exista hambruna en Somalia y afirman que sólo es «propaganda» de los «infieles extranjeros» para que los somalíes se marchen a Kenia y Etiopía, donde serán una dócil mano de obra o serán reclutados como milicianos.
La población civil de la República Democrática del Congo (RDC) que vive en zonas donde el Ejército de Resistencia del Señor (LRA) está activo se sienten «totalmente abandonados y creen que ni las fuerzas de seguridad de las Naciones Unidas ni su Gobierno se preocupan por su seguridad» frente a los abusos (robos, extorsiones, saqueos, violaciones...) por parte de los diferentes actores armados que operan en la región, tanto el LRA como las Fuerzas Armadas de la RDC, según denuncia Oxfam. La ONG asegura que Kivu Norte y Sur, donde viven 3,3 millones de personas, son las zonas más inseguras y aisladas del este del país. Los civiles inciden en el pago regular de salarios y la distribución de más alimentos entre los soldados congoleños para evitar que la carga económica de esta situación siga recayendo sobre la población local mediante pagos ilegales reclamados por las FARDC. La guerrilla del LRA, expulsada de Uganda y activa en el centro y noreste de la RDC, está acusada de masacres de civiles, mutilaciones y reclutamiento forzoso de niños. Este año ha provocado el desplazamiento de más de 45.000 civiles. GARA
En torno a 1,5 millones de personas en Kenia se encuentran al borde de la muerte, según alertaron misioneros en el país, que advirtieron de que necesitan «con urgencia» medicinas, agua, leche y harina para los afectados.
Survival ha denunciado que algunas de las tierras de cultivo más productivas de Etiopía les están siendo arrebatadas a las comunidades indígenas locales y arrendadas a empresas extranjeras para el cultivo y la exportación de comida, mientras miles y miles de etíopes pasan hambre.