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Una road movie por Bulgaria y su presente europeo

Bulgaria es país miembro de la Unión Europea desde el 2007, pero para que una de sus películas se estrene en nuestras pantallas ha de acumular muchos premios internacionales. Han tenido que pasar tres años para que nos llegue el premiado segundo largometraje de Komandarev.

Mikel INSAUSTI | DONOSTIA

Ya sólo por su título («El mundo es grande y la felicidad está a la vuelta de la esquina»), esta película búlgara merecería atención, pero es que además en su cartel luce orgullosa un sinfín de premios internacionales. Tardíamente, en el 2010, fue seleccionada por su país como representante en la competición por el Óscar de Mejor Película de Habla No Inglesa. Era la respuesta a una carrera exitosa por los festivales de Cannes, Sofía, Zurich, Bergen, Festroia o Benalmádena, iniciada en el 2008.

Para encontrarnos con un estreno de cine búlgaro seguido con interés por parte del público hay que remontarse a 1972, en que «Cuerno de cabra», de Metodi Andonov, se convirtió en todo un fenómeno en los circuitos de arte y ensayo. Aquella era una historia rural de venganzas ancestrales, mientras que «El mundo es grande y la felicidad está a la vuelta de la esquina» quiere ofrecer una perspectiva actual de Bulgaria, un año después de su entrada oficial en la Unión Europea.

De vuelta a casa

«Donde Europa termina pero nunca empieza». Esta frase define muy bien en la película la situación indefinida en la que se sienten los búlgaros con respecto al resto del viejo continente. En su segundo largometraje de ficción, Stephan Komandarev, que también es documentalista, muestra rutas por carretera y paisajes que rara vez asoman a la pantalla, como el de los impresionantes Alpes eslovenos.

El itinerario descrito transcurre entre Alemania y el pequeño pueblo búlgaro de Karlovo. Miki Manojlovic toma a su nieto, que ha crecido como inmigrante en suelo alemán, para llevarlo de vuelta a su lugar de origen. Como medio de transporte elige una bici-tándem, ideal para dos personas que hacen el camino juntas pedalada a pedalada. El motivo del regreso a casa es que el chico ha quedado huérfano en un accidente de tráfico, a resultas del cual sufre de amnesia y no recuerda absolutamente nada de su pasado.

El abuelo le enseña todo al nieto, con la intención de que recupere el tiempo perdido y recobre sus raíces culturales, como si volviera a nacer por segunda vez. De paso le contagia su estilo de vida, ya que es un experto jugador de backgammon. En los Balcanes es el juego de mesa por excelencia, donde gusta porque, siendo en apariencia el más sencillo, encierra una complejidad extrema. De esta forma es utilizado en la película como una perfecta metáfora de la propia existencia y sus contradicciones.

En lo político sucede algo similar, porque la familia del chico emigró escapando del comunismo, sin que la vuelta del hijo pródigo suponga el hallazgo de una Bulgaria mejorada. La diáspora se ha disparado aún más si cabe, con la diferencia de que en los países receptores, tal como describe esta película de carretera, aumentan los controles.

el actor serbio miki manojlovic sigue de viaje

Miki Manojlovic es el más internacional de los actores balcánicos y, aunque empezó su carrera profesional en 1971, se dió a conocer en 1985 gracias a Emir Kusturica y «Papá está en viaje de negocios». Ha repetido con el mismo director en «Underground», «Gato blanco, gato negro» y la reciente «Prométeme». También es un imprescindible en las películas de Goran Paskaljevic a partir de «Tiempo de milagros», destacando en «La otra América» o «El polvorín». El cineasta bosnio Danis Tanovic no quiso ser menos y lo incorporó a sus repartos en «L'enfer», para hacerle brillar en «Cirkus Columbia», actualmente en cartel. Manojlovic no sólo rueda en serbio, ya que está acostumbrado a hacerlo en inglés y en francés, además de en otros idiomas ocasionales como el rumano. Actuó junto a Marianne Faithfull en «Irina Palm», en «Largo Winch» y su secuela asume el rol paterno de este héroe de cómic, y en «Los demonios de San Petersburgo» hace de Dostoievski para el veterano Giuliano Montaldo. M.I.

DOS VIAJES

El viaje de los protagonistas les permite recuperar dos memorias: la histórica y la personal; todo ello en un recital interpretativo del serbio Miki Manojlovic.

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