El experimento de coproducciones con los EE.UU. ha arrojado un balance negativo para la nueva Hammer, que regresa a su ámbito natural inglés tras el fracaso de «La víctima perfecta». Solamente la presencia de Christopher Lee en un papel secundario relaciona a la película con el viejo estudio del cine de terror, ya que, por lo demás, la acción transcurre en el Nueva York actual y el argumento avanza por los derroteros tópicos del thriller psicológico con ribetes eróticos.

Además de acumular malas críticas, ha tenido un fugaz estreno comercial en las pantallas estadounidenses, pasando casi directamente al mercado del DVD. A priori se presagiaba un mayor tirón comercial gracias a la presencia estelar de Hilary Swank, pero la actriz está empezando a ser olvidada por el público que la admiró en «Million Dollar Baby».

Hasta cierto punto es también culpa suya, al no saber elegir los papeles que le van realmente bien. Y para ella ha sido bastante arriesgado convertirse en el objeto de deseo erótico de «La víctima perfecta», después de sustituir a las inicialmente previstas Jessica Alba o Maggie Gyllenhaal.

Hilary Swank encarna a una doctora que trabaja en el servicio de urgencias de un hospital, que se acaba de separar de su pareja, motivo por el que se ve obligada a buscar un apartamento. A pesar de lo complicado del alquiler de una vivienda en la Gran Manzana, no tiene problemas en encontrar una auténtica ganga en Brooklyn. La moraleja de la película parece decir que hay que desconfiar de los chollos, toda vez que el casero resulta ser un peligroso maníaco sexual que no se conformará con ejercer de voyeur y terminará por acosarla. La cosa no concluye bien, siendo el desenlace lo más criticado.