El presidente de Chipre, Demetris Christofias, exigió ayer la dimisión de todos sus ministros , que atendieron a su petición, en un intento de aplacar el malestar popular por las acusaciones de negligencia en relación a la explosión en una base naval que el pasado 11 de julio costó la vida a trece personas. Su intención es remodelar el Gabinete.

La detonación, que afectó a una planta eléctrica y ha generado una crisis de abastecimiento de energía, aumentó el descontento con el Gobierno, al que se achaca la parálisis e incapacidad de combatir la crisis económica y la división de la isla.

«El presidente informó a sus ministros de su intención de proceder a un reajuste, por lo que les pidió su renuncia», señaló Stefanos Stefanou, portavoz del Gobierno. «Es un gesto del presidente para tratar de nombrar un Gobierno más ampliamente aceptado, con el fin de llegar a un consenso sobre las medidas económicas y restaurar la confianza», añadió.

La decisión de remodelación de Christofias, quien ayer dijo que no tiene intención de renunciar, llegó tras la dimisión el miércoles de los titulares de Salud y Comercio, miembros del partido DIKO, de centro derecha, minoritario en la coalición de Gobierno con el partido comunista del presidente.

Antes habían renunciado los responsables de Exteriores, del mismo partido, y de Defensa, después de que se conociera que la explosión del 11 de julio, que afectó al suministro eléctrico y de agua, se produjo en unos contenedores con explosivos que estaban a la intemperie desde enero de 2009 en una base militar.

Desde el día de la explosión, miles de personas protestan cada noche contra la incompetencia de las autoridades.