GARA > Idatzia > Kultura

Arantxa MANTEROLA

Ventajas y desventajas

Cómo conjugar fiestas y trabajo. Vasta cuestión para la gente que no quiere perderse lo primero y que, aún sin quererlo, no tiene otra que hacer frente a lo segundo. Una situación que se agrava para quienes tienen que trabajar en medio de la fiesta, algo que, por ejemplo, nos ocurre a quienes nos dedicamos a este oficio de juntaletras cuando el lugar de trabajo se sitúa en plena calle de la jarana.

Así, en el pequeño local a pie de calle que compartimos en Baiona Ttipia con Le Journal du Pays Basque, elaborar las crónicas cotidianas de las diferentes iniciativas festivas no suele ser moco de pavo. La gente se agolpa en los bares de alrededor o, mejor dicho, en plena calle al par de los bares. Por la cristalera de la puerta se puede atisbar fácilmente a quienes intentamos llenar estas páginas, algo no exento de dificultades en esas condiciones.

Créanme; con la música de los bares, el paso de las sucesivas bandas y txarangas, las llegadas a meta con más etapas que el Tour de los poteadores, los cánticos (si puede llamarse así a determinados berridos) propagados con empeño machacón por algunas cuadrillas y, todo hay que decirlo, con las secuelas del día o noche anterior si uno se ha ido de farra, la verdad, no es evidente describir lo ocurrido en la jornada aunque se trate de algo tan lúdico como son las fiestas.

Pero bueno, también tiene sus ventajas. La gente que va y viene pone ambiente y da vidilla a una calle que, quitando los días de manifa en que después se hace «concentración» en el bar de enfrente, tampoco es que sea muy animada, especialmente los días festivos ya que, como ocurre en casi todo Baiona, la mayoría de los bares suelen estar cerrados.

Además, unos te saludan; otros entran a contar algo que han visto u oído; hay quien aprovecha para criticar el poco espacio que le dimos a esta u otra noticia. Pero, al fin y al cabo, te aportan un poco de la atmósfera festiva del exterior y eso, a pesar de todo, es una ventaja.

Claro que los hay también cargantes que mejor si se quedasen en la calle porque, aparte de tener que aguantar la tabarra que dan, te pueden dejar la vomitona de turno en el local, con lo que estás obligada a dejar de escribir y coger la fregona. Eso, ya lo habrán adivinado, es una desventaja. En esos casos, el remedio está claro: se cierra con llave y kitto!

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo