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El Gobierno turco gana el pulso al Ejército al renovar la cúpula militar

Tras la dimisión de los más altos mandos militares del país la semana pasada y con el nombramiento ayer de Necdet Ozel como nuevo jefe del Estado Mayor, el Gobierno del islamista moderado AKP ha ganado otra partida al Ejército al recomponer la cúpula militar.

Andrés MOURENZA (EFE) | ESTAMBUL

Con el acuerdo cerrado ayer para recomponer la cúpula militar, el Gobierno islamista moderado de Turquía se ha apuntado un tanto más en su estrategia para reducir la influencia del Ejército sobre el poder civil. Tras cuatro días de tensas reuniones entre militares y el Ejecutivo, ayer se presentó a Necdet Ozel como jefe del Estado Mayor. Antiguos compañeros describen al ex jefe de la Gendarmería como un militar que «no mete su nariz en el mundo de la política».

Cuando el viernes el jefe del Estado Mayor y los comandantes de Tierra, Aire y Armada presentaron su renuncia por desavenencias con el Ejecutivo, Ozel se mantuvo en su puesto, una decisión que ha sido recompensada. En condiciones normales, hubiese alcanzado el mando de las Fuerzas Armadas en 2013, por lo que las dimisiones del viernes no han hecho si no acelerar los planes del Gobierno.

Aunque las credenciales laicas y kemalistas de este general procedente de una familia de militares no se cuestionan, la oposición ha exigido saber el contenido de las reuniones privadas que, en la última semana, mantuvo con el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan.

El nuevo organigrama es fruto de las semillas plantadas con las reformas iniciadas hace ya más de una década, en el marco del proceso de adhesión a la Unión Europea, y aceleradas desde la llegada al poder del AKP. El Ejército turco no ha dudado en interferir en la vida política de Turquía, incluso con cuatro golpes de Estado. Pero si en el pasado eran los ejecutivos los que caían si se producían desavenencias con el Ejército, la renuncia del viernes demuestran que se ha dado la vuelta a la tortilla, como exigía Bruselas. La relatora del Parlamento Europeo sobre Turquía, Rita Oomen Ruijten, saludó las dimisiones como algo que puede «reforzar la democracia».

Las dimisiones de los «pachás» -como popularmente se conoce a los generales- se produjeron en protesta por el elevado número de oficiales, unos 250, encarcelados y acusados de participar en presuntas tramas golpistas. Los altos cargos dimitidos reclamaban que varios oficiales imputados fueran ascendidos, algo que Erdogan rechazaba.

Ejército y Gobierno han pactado que 14 generales encarcelados mantengan su rango un año más, sin ascenso, como pedían los militares, ni envío a la reserva, como reclamaban Erdogan y el presidente, Abdullah Gul. Pese a las críticas al modo en que se está llevando la investigación, según analistas citados por la cadena NTV, las dimisiones y detenciones han favorecido «la mayor renovación de la cúpula militar».

GOLPES DE ESTADO

El Ejército turco no ha dudado en interferir en la vida política de Turquía, incluso en derribar gobiernos salidos de las urnas en los golpes de Estado de 1960,1971, 1980 y 1997.

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