No ha podido ser. El comienzo optimista de los primeros momentos y algunas reacciones puntuales de los índices se quedaron en nada ante la avalancha de miedo atizada por el BCE. El presidente de la entidad bancaria europea se encargó de transmitir un mensaje muy negativo al reafirmar su inacción en el mercado de bonos para defender la deuda del Estado español y de Italia. Esta postura provocó el hundimiento definitivo de los índices, que ahora están reflejando la rendición de los inversores ante un mercado roto. La indecisión del BCE tumbó también la discreta alegría proporcionada por la colocación de 3.300 millones de euros en bonos del Tesoro español. El éxito de la demanda, que doblaba a la oferta, se eclipsó parcialmente con el encarecimiento de los tipos a pagar. Tampoco se podía buscar amparo en Nueva York, donde el rojo se imponía con claridad. Los índices europeos recogían con contundencia esta ola de pesimismo. Al cierre, el Ibex se despeñó un 3,89%, hasta los 8.686,50 puntos. París (-3,90%), Londres (-3,43%) y Fráncfort (-3,40%) también se hundían sin remisión. Dentro del Ibex, todos acabaron con pérdidas. Los peores fueron Telecinco (-8,32%), IAG (-7,14%) y Técnicas Reunidas (-6,53%). Entre los grandes, el más castigado fue Repsol (-5,71%), mientras que BBVA y Santander cedían más de un 4%. Hasta 26 valores del selectivo caían por encima del 3%. En París, el mismo drama, con descensos abruptos de Veolia Environnement (-18,88%), Technip (-8,26%) y Accor (-7,84%). El precio de 32 acciones se redujo en más de un 3% al cierre.