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A Koskodrilo le interrumpen la siesta

Está fondón, viste txapela y tiene cara de despistado. Hasta hace poco habitaba plácidamente en los bajos fondos de la ciudad, pero a Koskodrilo se le acabó el chollo del anonimato. Afortunadamente, algunas campañas publicitarias -como la relativa a la mejora de la red de saneamiento de Donostia-, nos hacen creer en la existencia de seres imaginarios.

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Oihane LARRETXEA

El mito surgió en Nueva York, en la década de los años 30. Allí se extendió la moda (inexplicable) de tener como mascota caimanes llevados desde Florida. Cuando los animales alcanzaban un tamaño considerable, los dueños perdían el interés por él, así que había que desprenderse del que hasta entonces había sido un miembro más de la familia. Pero, ¿cómo hacerlo? La leyenda urbana cuenta que el mejor medio para liberar al animal era utilizar el desagüe del inodoro. Sólo unos pocos consiguieron sobrevivir en las alcantarillas neoyorquinas alimentándose a base de ratas y desperdicios, pero tuvieron la capacidad de reproducirse en las cloacas. Hasta ahí llega el fantasioso relato. Inspirándose en él, la agencia Visual Design de Donostia ha puesto una imagen divertida a la campaña de revisión y mejora de la red de saneamiento que el Ayuntamiento de la capital guipuzcoana está llevando a cabo en la actualidad y que se prolongará hasta el próximo año, ya que se ejecutará en tres fases.

El protagonista de la campaña es Koskodrilo, un cocodrilo koxkero -como se llama a los vecinos de la Parte Vieja donostiarra que pertenecen a la parroquia de San Vicente. Los de Santa María son joxemaritarrak- que, a juzgar por la curva de su figura, se pega la buena vida. En los últimos días ha saltado de los bajos fondos de la capital guipuzcoana hasta las marquesinas de los autobuses urbanos, acaparando buena parte del protagonismo con su cartel publicitario, estampado sobre un intenso fondo amarillo. A pesar de haber perdido su anonimato, y con ello su tranquilidad, mira desde las paradas como si la cosa no fuera con él.

El creativo Alejandro Fernández explica que «en la campaña se unen dos cosas que creativamente son una piedra, que por si sólas no interesan a nadie». Por un lado, la política, porque el 80% de los trabajos de revisión y mejora está financiado por los Fondos de Cohesión de la Unión Europea; y por otro, el alcantarillado, una palabra que sugiere suciedad y malos olores.

Esas «piedras» contaban con un problema añadido: «En la publicidad estamos cada vez más relegados -comenta Fernández-. La gente pone «Propagada no» en los portales, hace zapping... estamos en todas partes y resultamos molestos». En este punto llega el quid de la cuestión: «¿Cómo consigues que la gente, que no está predispuesta a escucharte, lo haga, además, sobre un tema que es completamente falto de interés?», se pregunta.

El MacGuffin de Hitchcock

El anuncio, bien por su llamativo color o bien por su composición, ha llamado la atención de muchos donostiarras, aunque desde Visual Design aclaran que se trata de un modelo clásico: «Provocamos una inquietud en el receptor mediante una idea, o una gráfica, de manera que el receptor sienta la necesidad de resolverlo. Mientras lo resuelve, tú cuelas la información».

La figura de Koskodrilo ha tenido mucho que ver con la simpatía que ha generado el cartel, un objetivo que se plantearon en la agencia y que han cumplido. En este contexto, Fernández considera que los publicistas tienen una pequeña obligación con la sociedad: se trata de devolver a la gente el esfuerzo por haber prestado atención al cartel publicitario y darle a cambio una reflexión, una sonrisa, un chiste...y eso es Koskodrilo.

No obstante, a partir de ahora el cocodrilo koxkero adornará todos los trabajos que estén relacionados con las obras de revisión y saneamiento de manera que, cuando un donostiarra vea a Koskodrilo, sepa «qué se traen entre manos» los operarios. Es la idea del MacGuffin, recuerda el creativo: Hitchcock lo utilizaba en sus filmes y «es el objeto que sirve como gancho para mantener el interés durante toda la película, un objeto que va y viene... En este caso es un elemento imaginario, al menos creemos que no existe... O a lo mejor sí y le vamos a molestar...».

«Buscando a Koskodrilo» es la frase que encabeza la campaña y que se podrá leer hasta que terminen los trabajos por completo. «La principal tarea de los operarios será el saneamiento, pero digamos que en cada obra buscarán también a Koskodrilo y quizá incluso le interrumpan la siesta», bromea Alberto Luque, director general de la agencia. «¿Y que pasaría si lo encontraran en los bajos?». «Pues sería una pena, porque las cosas son más bonitas cuando las rodea el misterio», opina Fernández.

 

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