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Crisis de deuda europea

La eurozona se aferra a la aplicación del remozado fondo de rescate

Las modificaciones del fondo de rescate acordadas el pasado 21 de julio se presentan ahora como la panacea que solucionará la crisis de deuda. La Comisión Europea reclama tiempo -«unas semanas»- para su puesta en marcha.

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Imanol INTZIARTE | DONOSTIA

Tras la tormenta desatada la víspera por el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean Claude Trichet, cuando no apostó con contundencia por lanzar un salvavidas a la deuda pública italiana y española a través de la compra de bonos, las autoridades de la eurozona salieron ayer a la palestra para tratar de sofocar el incendio.

El comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, tuvo que hacer un paréntesis en sus vacaciones para defender que el bálsamo que sanará las heridas se halla en el acuerdo suscrito por los jefes de Estado y de Gobierno el pasado 21 de julio, en el que se contempla una flexibilización del fondo de rescate europeo.

Dicho acuerdo recoge la posibilidad de que ese fondo de 750.000 millones de euros -para entendernos, una especie de «caja de resistencia» o «bote común» para hacer frente a posibles problemas- pueda conceder créditos «preventivos» a países que no han sido rescatados pero cuya deuda pública se vea obligada a garantizar altos tipos de interés, como sucede actualmente con el Estado español e Italia.

El objetivo es facilitar a esos países el acceso a una fuente de financiación menos cara, de tal forma que no se vean abocados a pedir un rescate completo, lo cual supondría un desembolso mucho mayor.

Además, se faculta al fondo de rescate a comprar bonos -aumentaría la demanda y consiguientemente bajarían los tipos de interés-, aunque para ello será necesario el visto bueno unánime del BCE y de los países que integran dicho fondo.

Este acuerdo, cabe recordar, ya se ha quedado corto para el presidente de la Comisión Europea (CE), José Manuel Durao Barroso, quien así lo expresó en una carta remitida a los mandatarios europeos.

La petición de Barroso de reabrir el debate tiene trazas de caer en saco roto -Alemania y Holanda ya la rechazaron de plano- así que la apuesta es poner en marcha cuanto antes el plan original ya aprobado.

Rehn trató de apaciguar los ánimos, apoyando a Barroso, declarando al mismo tiempo su satisfacción por lo ya aprobado y defendiendo el «papel fundamental» del BCE, que «hará lo que tenga que hacer».

Un problema es que los días transcurren, las apreturas prosiguen y el proyecto necesita primero concretar su letra pequeña y posteriormente el respaldo de los respectivos parlamentos estatales, que ahora mismo se encuentran inactivos. «Es un precio aceptable a pagar en democracia», manifestó Rehn. El caso es que los especuladores no cierran por descanso veraniego.

«Es cuestión de semanas, no de meses. Espero que todos los Estados miembros de la zona euro hagan lo que se espera de ellos para cumplir e implementar lo que se espera de ellos», manifestó Olli Rehn.

Si el acuerdo es finalmente aprobado, la cuestión residirá en su capacidad de reacción. Cada estado defenderá lo que crea mejor para sus intereses, así que no será fácil que todos den el visto bueno a la adquisión de unos bonos determinados, por ejemplo. Y en todo caso habrá que ver cuánto tiempo tardan en ponerse de acuerdo y si la respuesta no llega demasiado tarde.

Errores en la comunicación

Sobre la situación actual, el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios opinó que «los diferenciales registrados en los mercados de deuda no están justificados» y culpó en parte a factores externos como las dificultades estadounidenses para fijar el techo de su deuda.

No obstante, hizo un ejercicio de autocrítica al reconocer errores en la comunicación de las instituciones europeas y de los Estados miembros, lo que a su juicio ha podido crear «malentendidos» o mensajes «contradictorios».

Cuestionado por la situación particular de Italia y el Estado español, Rehn dijo que no cree que «vayan a necesitar un programa especial, porque las bases de sus economías no lo justifican». Con todo, instó a Madrid a poner en marcha «tan rápido como sea posible» los ajustes a los que se ha comprometido.

«Su aplicación de manera enérgica es de suma importancia», subrayó antes de hacer hincapié en la necesidad de que los objetivos de reducción de déficit se apliquen «de manera estricta, en especial a nivel regional», en referencia a las Comunidades Autónomas.

También reclamó concluir lo antes posible la reestructuración del sistema financiero, en especial la de las cajas, así como las reformas estructurales del mercado laboral.

La respuesta del Ejecutivo español fue rauda. Elena Salgado, ministra de Economía, aseguró en Radio Nacional de España que «desde el Gobierno tenemos toda la determinación de profundizar en las reformas, de implementarlas y de continuar con nuestros compromisos». Salgado coincidió con Rehn en que la solución pasa por implementar los acuerdos del 21 de julio y criticó las declaraciones de Trichet, que a su juicio generaron «cierta confusión». «No fue la mejor rueda de prensa que he seguido», sentenció.

Reunión urgente del G-7

La jornada fue pródiga en conversaciones al más alto nivel. Líderes como Silvio Berlusconi (Italia), José Luis Rodríguez Zapatero (Estado español), Angela Merkel (Alemania), Nicolas Sarkozy (Estado francés) o David Cameron (Gran Bretaña) intercambiaron impresiones por vía telefónica.

Como resultado de estos contactos, Berlusconi anunció una reunión urgente de los ministros de Finanzas del G-7 (formado por Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá, Estado francés, Alemania, Italia y Japón), adelantando la que estaba prevista en Marsella para los días 9 y 10 de setiembre.

Además, el primer ministro italiano explicó que su Gobierno acelerará la aplicación de algunos de los ajustes de su recientemente aprobado plan de austeridad de cerca de 79.000 millones de euros y que la intención es adelantar un año, a 2013, el objetivo del equilibrio de las cuentas públicas.

eurobonos

La Confederación Europea de Sindicatos (CES) reclamó la creación de bonos europeos para evitar que la deuda pública «esté en manos de la especulación de los mercados financieros». La CES explicó que estos eurobonos tendrían que estar respaldados por la política monetaria del Banco Central Europeo y por una estrategia fiscal coordinada.

el pib, sólo un 0,2%

El crecimiento en el Estado español durante el segundo trimestre del año ha sido del 0,2% del PIB, para un total del 0,5% en lo que va de 2011. La ministra de Economía Elena Salgado defendió las previsiones del Ejecutivo de Madrid, que fijan un crecimiento del 1,3% a la conclusión del ejercicio.

La prima de riesgo se toma un respiro

Los rumores sobre una intervención del Banco Central Europeo en el mercado de deuda -lo que se esperaba que anunciara la víspera Jean Claude Trichet- provocaron una relajación de última hora en las primas de riesgo. En el Estado español cerró a 370,87 puntos básicos, después de que durante la sesión marcara un nuevo récord de 417,6. La rentabilidad del bono a 10 años descendió hasta el 6,053%, frente al 6,284% de la jornada anterior. También ayudó que el bono alemán se encareciera desde el 2,300% hasta el 2,345%.

De este modo, Italia desplaza al Estado español como el país de la Unión Europea que no ha sido rescatado y que tiene mayor percepción de riesgo para los inversores. Los bonos italianos con vencimiento en 2021 cerraron al 6,081% -casi tres décimas más caros que los españoles- con una prima de riesgo de 373,6 puntos básicos. El jueves, la deuda transalpina estaba al 6,189%.

La rentabilidad de la deuda soberana de todos los países periféricos, a excepción de Grecia, sufrió importantes descensos. Por ejemplo, el rendimiento de los títulos de Irlanda se situó en el 9,81%, en tanto que la rentabilidad de los bonos portugueses cayó casi tres décimas, hasta el 10,669%. I.I.

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