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Damasco no cede a la presión diplomática y asalta Deir Ezzor

Lejos de ceder a la presión internacional que aumenta cada día, el Gobierno sirio volvió a reprimir ayer las protestas contra el régimen de Bashar al-Assad y lanzó una dura ofensiva contra Deir Ezzor y Homs, algunos de cuyos barrios fueron bombardeados con carros de combate y donde se registraron al menos 57 víctimas mortales. Al-Assad volvió a tachar de «delincuentes» a quienes reclaman reformas políticas.

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Al menos 57 personas murieron ayer en Siria durante la ofensiva militar lanzada ayer por las autoridades, 42 de ellos en la ciudad de Deir Ezzor, que fue asaltada por el Ejército, tan sólo unas horas después de que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, exhortara al régimen sirio a que pusiera fin a la represión en el país y al día siguiente de que Damasco anunciara elecciones «libres y transparentes».

Washington, París y Berlín estudian la adopción de nuevas medidas contra Damasco, mientras que las monarquías del Golfo han pedido el fin del «derramamiento de sangre» allí. Pero el presidente sirio, Bashar al-Assad, no cede a la presión internacional y ayer volvió a asegurar que es un «deber del Estado» proteger la seguridad de sus ciudadanos y actuar contra los «delincuentes que violan la ley».

La mayoría de las víctimas mortales de Deir Ezzor se produjeron en el barrio de Al-Yura, donde los carros de combate del Ejército sirio superaron las barricadas improvisadas levantadas por la población.

«A primera hora de esta mañana las columnas de tanques y excavadoras del Ejército han irrumpido por el norte y el oeste de la ciudad bajo una intensa cobertura de fuego y han desmantelado las barricadas levantadas por los residentes», explicó un vecino a Reuters.

«Una docena de carros de combate están tomando posiciones en la plaza del mercado de Jubaila, en el norte de Deir Ezzor», añadió otro residente, identificado como Abu Bakr.

Miles de personas huyeron desde primeras horas de la mañana hacia Hassake, más al norte, informó la Liga Siria Derechos Humanos.

Otras quince personas resultaron muertas en Hula, a unos 30 kilómetros al norte de Homs. Ambas localidades fueron asaltadas también por columnas de blindados y carros de combate a primera hora.

El asalto a Deir Ezzor, situada a orillas del Efrates, ocurrió justo una semana después del ataque del Ejército a Hama, una de las ciudades en las que las protestas contra el régimen del presidente Bashar al-Assad gozaban de mayor vitalidad desde que estallaran, hace cinco meses.

Obligación del Estado

La intensificación de la ofensiva militar contra los focos de las protestas por parte del Ejército sirio coincidió con la reunión en Damasco de Bashar al-Assad con el ministro libanés de Exteriores, Adnan Mansur. Al término del encuentro, el presidente dijo que el Estado tiene la obligación de actuar frente a los «delincuentes que violan la ley, cortan carreteras, bloquean ciudades y aterrorizan a las familias», para así «proteger la seguridad y la vida de sus ciudadanos».

Desde el inicio de las protestas hace cinco meses, el régimen sirio ha mantenido la tesis de que las manifestaciones son obra de «grupos terroristas» y de alborotadores dirigidos desde el exterior en una conspiración para desestabilizar Siria.

Según la agencia oficial Sana, Mansur transmitió a Al-Assad el rechazo total de su país, que la semana pasada se abstuvo de apoyar la declaración de condena del Consejo de Seguridad de la ONU, «a las tentativas de injerencia externa en los asuntos internos de Siria».

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) señaló que Irán y la milicia libanesa chií Hizbulah están involucrados en la muerte de varios soldados sirios que se negaron a abrir fuego contra manifestantes antigubernamentales en Siria, según informó ayer el diario «An Nahar».

Acnur afirmó que varios militares fueron ejecutados tras ser detenidos por miembros de Hizbulah o de la Guardia Revolucionaria iraní «que se encuentran en Siria para ayudar al régimen a reprimir las protestas».

La oposición asegura que en la última semana han muerto unas 300 personas en Hama por la represión militar, pero el régimen insiste que se trata de violencia provocada por milicias islamistas y «grupos terroristas». En total, más 1.600 civiles habrían muerto desde el inicio de la revuelta.

La Liga Árabe pide a Siria que se acabe el derramamiento de sangre

El secretario general de la Liga Árabe, Nabil al-Arabi, pidió hoy a las autoridades sirias que se acabe con todos los actos de violencia y con las ofensivas militares para así evitar el derramamiento de sangre de civiles. Mostró la disposición de la Liga Árabe para ayudar en poner fin a la crisis al tiempo que expresó su rechazo a la injerencia extranjera en los asuntos internos de los países árabes.

En un comunicado, Al-Arabi condenó ayer por primera vez la represión de las fuerzas de seguridad sirias de las protestas contra el régimen de Bashar al-Assad, que se ha recrudecido desde el inicio del mes de Ramadán.

Expresó su profunda preocupación por «el deterioro de la situación debido al aumento de la violencia y de las operaciones militares en distintos puntos del país», al tiempo que pidió al Gobierno sirio que acelere los pasos para acabar con la violencia con el fin de proteger la unidad nacional.

En este sentido, Al-Arabi reclamó al régimen sirio y a las fuerzas sirias que adopten las medidas necesarias para preparar un ambiente que propicie un diálogo nacional global. «El diálogo nacional es la única solución que puede conseguir un traspaso pacífico a una etapa de estabilidad que permita llevar a cabo el programa de reformas políticas», aseguró. En su opinión, todavía hay una oportunidad para conseguir las reformas anunciadas por Al-Assad den respuesta a las peticiones del pueblo de libertad y democracia.

Instó al Gobierno a formar un equipo judicial objetivo que investigue la violencia y las violaciones de los derechos humanos y advirtió del peligro de que estalle el conflicto sectario y el caos en Siria. GARA

1.600 civiles
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