Según el descubridor de I Zwicky 18, la más joven de las galaxias conocidas, ignoramos casi todo del contenido del universo. Por el contrario, de la cuestión de las violencias sexistas conocemos prácticamente todo lo relacionado con sus dinámicas focalizadas sobre las relaciones entre los sexos. Fiel al principio de la esperanza, creo que daremos con la fórmula que nos permita erradicar esta pandemia y, cuando hablemos de emancipación humana, estaremos considerando toda forma de opresión y restricción en el ámbito de la libertad sexual de las mujeres. Por ahora, ésto resulta más complejo que recrear las condiciones del Big Bang, la colisión que originó el universo.

La petición de las asociaciones de escoltas -constituidas por hombres, en su mayoría- a las instituciones, para que se asigne un escolta a todas las víctimas que lo soliciten, con el objetivo de «evitar la lacra que supone el asesinato de docenas de mujeres» cada año, no ha generado demasiada controversia, por el momento. Estas manifestaciones nos sitúan en un horizonte ensombrecido.  Desde una óptica mercantilista, es legítimo buscar oportunidades para hacer negocio con deterninadas situciones. De hecho, con el conflicto vasco se ha hecho business, dando lugar a un determinado modelo de seguridad floreciente.

Pienso que un proyecto de emancipación personal no es compatible con una 'supuesta' protección otorgada por un escolta. Todo proceso de liberación indvidual conlleva una toma de conciencia, y obrar por una misma. Un desplazamiento del centro del debate podría llegar a producir el eclipse de una utopía: la de la igualdad y la libertad.