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Crónica | Día de los blusas veteranos

Cuando la experiencia y el ánimo festivo van de la mano

Los mayores no pasan desapercibidos en las fiestas de Gasteiz. Ayer los blusas y neskas veteranas recibieron un sentido homenaje en la calles de la capital arabarra, que ha sido testigo de todos los paseillos de José, Goio, Santi, Julián y Candi. Unas personas que, pese a los años, continúan atandose las abarcas el día 8 de agosto: Día del Veterano.

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Ion Salgado

La voz de la experiencia se apoderó ayer de Gasteiz. Los Blusas Veteranos tomaron las calles de la capital arabarra para recordar sus primeros paseíllos, los mismos que José realizaba en el año 1955, cuando comenzó a disfrutar de unas fiestas de La Blanca que poco tenían que ver con las de ahora. La Feria Taurina va perdiendo adeptos, y el cava ha desplazado al puro. Sin embargo, los mayores admiten que, pese a los cambios en la forma, el fondo de La Blanca continúa intacto.

La noche del domingo dejó una extraña imagen en Alde Zaharra. A primera hora de la mañana no había jóvenes de fiesta, sólo veteranos que aprovecharon la ausencia de los nietos para apoderarse del centro de la capital arabarra. Gasteiz amaneció con una cuadrilla de 150 jóvenes de tercera generación desfilando por el Ensanche de la ciudad, un grupo de neskas y blusas, poco habitual, que trataron de recordar las fiestas del pasado, «sin botellón» de por medio. A las 9.00 comenzó el peregrinaje de los veteranos hacia la balconada de San Miguel. Toda la cuadrilla se reunió a los pies de la escalinata para rendir un sentido homenaje a la patrona de Gasteiz, un acto protocolario que han ido realizando durante los últimos 60 años.

Tras encontrar un hueco para fijar el ramo, los presentes, procedentes de distintas cuadrillas, iniciaron a tomar posiciones para disfrutar de su gran día. Unos optaron por asistir a misa, y los más atrevidos prefirieron calzarse las abarcas y caminar en busca de un bar en el que almorzar, cualquier sitio menos la Plaza Nueva, donde los más jóvenes cruzaban sus cucharas en el concurso gastronómico.La primera reflexión sobre las fiestas de Gasteiz llegó de la mano de Santi. Un fijo de Los Bainas que ha recorrido la ida a los toros durante los últimos cuarenta años. Para él La Blanca no ha cambiado en exceso, si acaso alguna tradición. «Antes íbamos todos juntos a los toros y ahora los jóvenes no van, pero lo demás sigue igual», comentaba a GARA.

Santi explica el desarraigo de la juventud hacia la feria taurina. En su opinión, la polémica existente  sobre el mundo de la tauromaquia y las nuevas alternativas de ocio han desplazado a las corridas de media tarde, una opción que cada año atrae a menos público hasta el coso gasteiztarra.

Continúa la fiesta, y los veteranos se entremezclan con el resto de la cuadrillas en las calles del centro y de Alde Zaharra. A las 13.00 una marea, en la que abundan los blusas y escasean las neskas, disfruta de un aperitivo en la entrada oeste de la Plaza Nueva. Entre las pocas neskas se encuentra Candi, una mujer de 82 años que acude a la plaza de la mano de su marido, Julián, un blusa de 88 años, que se siente orgulloso de sus orígenes. Ella sonríe y se muestra feliz de haber podido disfrutar «desde siempre» las fiestas patronales de Gasteiz. Un privilegio sólo a la mano de los más veteranos.

La jornada sigue su camino. A las 14.00 la cuadrilla abandona la calle y se dirige a comer. Una tregua que se romperá tres horas después cuando los presentes desfilen junto al resto de cuadrillas en el paseíllo de ida a los toros. En el camino demostrarán con creces que la edad no tiene que ver con las ganas de fiesta. Al contrario.

En el camino Goio conversa con sus antiguos compañeros de Los Bainas, una cuadrilla fundada en el año 1952. Esta vez la postura es distinta a la de Santi, para Goio, y para los blusas que se encuentran a su alrededor, La Blanca ha cambiado «totalmente» durante los últimos 50 años. 

Goio y sus amigos sacan pecho y destacan que cuando ellos eran jóvenes salían más. «Salíamos a la tarde, a la noche y a todas horas. Estábamos todo el tiempo de juerga, sin parar ni descansar. Ahora van a casa,  duermen... ¡Nosotros estábamos sin dormir!», bromea.

Entre las risas de sus amigos continúa el desfile. Sin embargo, a diferencia de los más jóvenes, Goio y el resto de los veteranos sí entrará en la plaza a ver la corrida de toros. Una cita en la que estarán presentes el “Cid”, Manzanares y Miguel Angel Perea, un buen cartel en opinión de los pocos blusas taurinos presentes en el paseillo. Una vez finalizada la faena tocó emprender el camino de vuelta a la Plaza Nueva. Un recorrido que José ha realizado ya 56 veces. Este gallego, nacido en Pontevedra, llegó a Euskal Herria en el año 1954 y comenzó a tomar parte en la fiestas un año después. «En todos estos años Gasteiz ha cambiado mucho, es como de la noche al día, ya nada es igual», añade.

Este gasteiztarra de adopción añora las fiestas de los años setenta, cuando desfilaba por las calles de la capital arabarra con los Biznietos de Celedón. «Antes era muchísimo mejor. Ahora se ha cambiado hasta las horas de las dianas, y aún así ni siquiera van los blusas», crítica.

Una vez finalizada la jornada, los blusas veteranos cuelgan las abarcas hasta el año que viene, cuando Julián, Candi, José, Goio y Santi y sus compañeros tomen de nuevo las calles de la ciudad a ritmo de txistus y tambores. Volverán, sin duda, a hacerse un hueco en la agenda festiva del día 8 de agosto, una fecha reservada para los mayores, que no se olvidan de su día. Un día marcado en rojo en el calendario festivo.

Fin de fiesta

Hoy Gasteiz cuenta las horas para despedir al aldeano de Zalduondo. Esta noche Celedón cogerá su paraguas y emprenderá el regreso al campanario de San Miguel, donde reposará hasta el próximo 4 de agosto. Con su marcha la ciudad pondrá fin a cinco días de fiesta. Sin embargo, las txosnas apurarán hasta el último minuto antes de cerrar la persiana, y todos los que se pasen está noche por el campus universitario de Araba podrán disfrutar de los conciertos de Joseba Irazoki Johny & Joseph, Bad Sound System y Kodigo Norte.

Por su parte, los que prefieran el ambiente diurno podrán dar una vuelta por los puestos del Paseo de la Senda, recorrer las tiendas del Zoco Árabe, situado la plaza Juan de Ayala, o escuchar los bertsos de Angel Peñagarikano en la Plaza del Machete.

A partir de mañana todos los agentes, sociales y políticos, participantes en la fiestas de La Blanca comenzarán a realizar su particular valoración, y empezarán a pensar en el año que viene, cuando el aldeano de la Lautada emprenda el regreso a la ciudad. Hasta entonces sólo queda disfrutar de las últimas horas de las fiestas de este año, ya que a partir de mañana Gasteiz estará (casi) cerrada por vacaciones.

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