No corren buenos tiempos para los gaztetxes, en un momento en el que los cierres y las amenazas para hacerlo -como la que planea sobre Kukutza de Bilbo-, se suceden. Ayer, sin previo aviso, y sin apenas tiempo para poder sacar todas las pertenencias de su interior, varios agentes de la Policía municipal y de la Ertzaintza desalojaron el gaztetxe Ermitatze de Plentzia. Después de vaciarlo, tapiaron puertas y ventas.

Varios jóvenes que pasaban por allí dieron la voz de alarma, después de comprobar cuál era la intención de los agentes. Según relató un testigo a este diario, los jóvenes pidieron a los agentes que les permitieran vaciar el edificio para recuperar sus pertenencias, pero apenas les concedieron veinte minutos. Por eso, se mostró convencido de que pudieron «salvar» sus enseres gracias a que los dos vecinos pasaron por allí de manera casual.

Acampada

Para denunciar dicha actuación, a las 19.30 una manifestación recorrió las calles de la localidad vizcaina, en la que participaron más de doscientas personas. Tras completar el recorrido, los jóvenes decidieron acampar durante dos días frente al Ayuntamiento.

Cuando el cierre era inminente, los jóvenes de Ermitatze se pusieron en contacto con el Consistorio, donde la alcaldesa, Isabel Zarauza (PNV), les afirmó que desconocía de que existiera una orden judicial. Posteriormente, confirmaron de que la Policía local estaba sobre aviso desde el viernes.

Las muestras de apoyo por el cierre del gaztetxe se sucedieron durante todo el día y muchos vecinos lamentaron su cierre. Ocupada desde enero, la casa había sido rehabilitada y tenía su propia huerta.

Precisamente, el jueves Gorliz celebra el Gazte Eguna y grupos de música que actúan ese mismo día tenían previsto alojarse en Ermitatze pero ahora tendrán que buscar otra solución.

Paralelamente, estos días recorre la geografía vasca la marcha en bicicleta a favor de los gaztetxes para mejorar, entre otras cosas, la comunicación entre ellas y poner en común vías de trabajo.