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Txema Berro Uriz, Txus Nájera Allo (*) Colectivo Malatextos

15-M: posibilidades transformadoras

El 15-M rompe barreras, genera simpatías amplias y difusas, empalma con un malestar social sin especificar y se convierte en algo de límites desconocidos El capitalismo, en su ansia de devorar el mundo, no cejará mientras el mundo se le resista. El 15-M es una primera piedra. Necesitamos muchas.

El movimiento 15-M comienza a ser una «chinica» en los zapatos del poder político y económico por su carácter espontáneo (que lo convierte en imprevisible) y por su más que importante capacidad de movilización; pero es que además, la coyuntura actual en la que unas elecciones generales están a la vuelta de la esquina; un «rescate», pero sobre todo, las medidas que conlleva, planean sobre nuestras cabezas como una amenaza más que cercana; con 5 millones de parados; con un 40% de fracaso escolar (excelente mano de obra barata); con un 35% de paro juvenil, con miles de familias sufriendo desahucios o amenazados por ellos... En fin, que no es de extrañar ni la creciente represión a la que se le está sometiendo a este movimiento (de porra y grillete, pero también de pluma y teletipo) ni tampoco, la solidaridad y apoyo social que esta represión le está devolviendo.

Todo lo que viene diciendo y propugnando el 15-M, lo veníamos diciendo y propugnando desde la pertenencia a numerosas organizaciones sociales y sindicales tiempo atrás.

Sin embargo, no es lo mismo. Esas organizaciones, lastradas por su trayectoria, se habían quedado cercadas, convertidas y/o interesadamente presentadas en etiquetadas y sospechosas, con escasa capacidad de irrupción social.

Habían quedado encerradas en «su papel», convertidas en previsibles piezas del juego. Hay que reconocerles una meritoria capacidad de «mantenimiento», denuncia y resistencia, pero es muy improbable que hubieran podido ir mucho más allá.

El 15-M -movimiento nuevo, fresco y sin etiquetar- rompe esas barreras, genera simpatías amplias y difusas, empalma con un malestar social sin especificar y se convierte en algo de límites desconocidos y, por tanto, imprevisible.

Un éxito incalculable: rompe la asquerosa normalidad en la que la realidad estaba atrapada y nos atrapaba a todas. Además, su forma de organizarse, sin personalismos ni vanguardias, desde la horizontalidad y el debate asambleario, le da esa credibilidad que le falta a la clase política, pues actúan según lo que postulan.

Es algo de lo que veníamos buscando quienes seguimos militamos en lo social o en lo sindical, lo tenemos ahí y debemos hacernos suyas, evitando hacerlo nuestro, trabajar en él sin tratar de marcarlo, sólo formando parte, dejando que siga marcando su propio ritmo y rumbo, que siga siendo el 15-M.

Acampadas, marchas, posible huelga... todo y más será necesario. En peleas concretas deberemos confluir el 15-M, sindicatos y colectivos, sabiendo que la aparición del 15-M sólo abre una puerta, pero el capitalismo financiero sigue dictando e imponiendo la realidad: la economía, la política, lo social, lo sindical... y lo hace en el plano de lo concreto y en el de lo general; la realidad (toda la realidad que el capitalismo ha diseñado en estos 40 años de hegemonía absoluta) sigue siendo pétrea.

La puerta que abre el 15-M da a un camino que sabemos difícil, necesitaremos afilar las armas de la persuasión y de la generalización, también las de la presión y el conflicto.

El capitalismo, en su ansia de devorar el mundo, no cejará mientras el mundo, todo el mundo, se le resista.

Lo saben en Grecia. Aquí, el 15-M es una primera piedra. Necesitaremos muchas.

(*) También firman el artículo Goio González Barandalla y Juan Mari Arazuri Garin

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