EEUU sube el tono contra Siria en plena mediación de los emergentes
Las revueltas en el mundo árabe son el campo de juego de la geopolítica entre las potencias mundiales. Y mucho más Siria, enclavada en medio de uno de los mayores polvorines de la arena internacional. Esto ha quedado evidenciado en los últimos días. Mientras potencias emergentes como Turquía, India, Brasil y Sudáfrica tratan de forzar una solución negociada, EEUU eleva el tono, aumenta las sanciones y amenaza con exigir la salida del poder del presidente sirio.
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El Gobierno estadounidense aseguró que no hará «más esfuerzos» para contemporizar con el régimen libio y anunció que se limitará a trabajar por el final del «derramamiento de sangre», del que responsabiliza a un Bashar al-Assad que «ha perdido la legitimidad».
La cadena CNN avanzó ayer, remitiéndose a fuentes gubernamentales, que Washington sopesa ir más allá y cruzar un Rubicón que no ha franqueado hasta la fecha: el de la exigencia explícita al presidente sirio para que renuncie a su cargo.
Por de pronto, el Tesoro de EEUU anunció sanciones al mayor banco sirio.
Este nuevo giro estaría a expensas de las consultas en curso en torno a la crisis siria en el Consejo de Seguridad aunque no estaría exento de discrepancias en el seno de la Administración Obama. Así, y según las mismas fuentes, la Casa Blanca defendería realizar el anuncio en los próximos días frente a la cautela respecto a las consecuencias mostrada por el Departamento de Estado, que dirige Hillary Clinton.
Rusia y China accedieron el pasado 3 de agosto a que el Consejo de Seguridad emitera una condena, sin sanciones, de la represión de las protestas en Siria, pero se negaron a que tuviera categoría de resolución. Las potencias occidentales trabajan desde ayer en lograr una nueva vuelta de tuerca en la ONU.
Estos movimientos coinciden y contrastan con los intentos de mediación de las potencias emergentes. Turquía, que envió el martes a Damasco a su ministro de Exteriores, Ahmet Davutoglu, presentó como un éxito la retirada ayer de los tanques de la ciudad de Hama, a la que el jefe de la diplomacia otomana asistió in situ. En una muestra de la autonomía de la diplomacia turca, Davutoglu no respondió a la invitación de la oposición siria para que asistiera a una protesta en una mezquita en Damasco y tampoco se limitó a ser la vocera de Washington, tal y como le exigió Clinton.
Ayer fue el turno de una delegación de India, Brasil y Sudáfrica, a la que el ministro sirio de Exteriores, Walid Muallem, reiteró el «compromiso del régimen con las reformas».
Altos responsables de la diplomacia estadounidense están inmersos esta semana en una ofensiva en África para intentar que sus dirigentes se alineen con Occidente y exigan que el coronel Gadafi abandone el poder.
Gene Cretz, ex embajador de EEUU en Libia, y Donald Yamamoto, alto responsable del Departamento de Estado, llegaron el lunes a Addis Abeba, donde se encuentra la sede de la Unión Africana. Aprovecharon asimismo para entrevistarse con mahmud Jibril. el número dos de los rebeldes, de visita en Etiopía.
La UA lleva meses intentado una mediación entre el régimen y los rebeldes. Presentó en julio una hoja de ruta inmediatamente rechazada tanto por los rebeldes como por sus valedores occidentales porque no exige como condición previa el abandono del poder de Gadafi.
En paralelo, EEUU ha autorizado al Consejo Nacional de Transición de Bengasi a reabrir la embajada libia en Washington. Un paso más en el reconocimiento a los rebeldes.
Por contra, cuatro ex diputados europeos -tres franceses y un británico- han llegado a principios de agosto a Trípoli para entrevistarse con representantes del régimen.
«¿Cómo no interrogarse sobre una intervención militar, inicialmente legítima y bajo la égida de la ONU para neutralizar el cielo libio y proteger a los civiles de Bengasi tras constatar que ha perdido su neutralidad y su razón original?», señalan en una declaración los ex diputados, entre ellos el francés Thierry Cornillet (Partido Radical), presidente de la Asociación Internacional de Regiones Francófonas. GARA