Las bolsas siguen sumidas en un pesimismo incorregible, donde cualquier rumor es capaz de tumbar a los índices hasta límites insospechados. Para empezar, ayer le tocó al Estado francés caminar por la cuerda floja cuando se deslizó la posibilidad de que le retiraran la máxima calificación crediticia, una rebaja desmentida casi al alimón por París y dos de las tres agencias principales. Al otro lado del Atlántico, las gráficas apuntan también sólo hacia abajo y el acelerador de las ventas sigue presionando. Ni las palabras remilgadas de Ben Bernanke sobre el lento crecimiento de Estados Unidos, ni las intervenciones de mandatarios europeos y del BCE son capaces de truncar el camino bajista de los mercados. El paréntesis alcista del martes en Nueva York fue un espejismo, tal como se apreció ayer con la salida negativa de todos sus índices. En medio de este castigo bursátil, el Ibex cerró con 7.966 puntos, tras hundirse un 5,49% y alargar hasta nueve sesiones la racha aciaga. Los destrozos de Londres (-3,05%), Fráncfort (-5,13%) y París (-5,45%) fueron de similar envergadura. La lista de caídas en el Ibex se abría con Santander (-8,33%), Gamesa (-8,09%) y Abengoa (-7,87%). También despuntaron los varapalos de BBVA (-7,83%) y ArcelorMittal (-7,58%), mientras que Repsol, Telefónica e Iberdrola bajaban más de un 5%. Hasta 15 valores se despeñaron más de un 5%. En París, el sector financiero cayó a plomo. Société Générale cedió un 14,74%, Crédit Agricole un 11,81%, Axa un 10,64%, BNP Paribas un 9,47%, y Natixis un 9,11%. Las acciones de Unibail (-0,51%) fueron las mejores.