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Crónica | mercado de San Lorenzo

Ni siquiera el sol quiso perderse los productos tradicionales en algorta

Estamos viviendo un verano triste, nublado, sin apenas presencia del astro rey. Sin embargo, y como ya habían avisado los mayores del lugar, el sol hizo su aparición, y de qué manera, en el mercado de san lorenzo en algorta.

Cientos de paladares y narices inquietas se acercaron ayer, atraídos por exquisitos olores y sabores, a Algorta, con motivo del anual mercado de San Lorenzo.

Decenas de puestos de todo tipo, con una oferta variada y de muchísima calidad, copaban el patio del batzoki y la plaza Biotz Alai, ante la imposibilidad de celebrar la feria en la plaza San Nicolás por las obras que allí se estan realizando.

Dónde se fijara la vista era lo de menos. A cada paso, a cada esquina, los visitantes quedaban prendados de los productos de baserri puestos a la vista. Pastel vasco, quesos de toda clase, patés de pato y oca, embutidos, chocolates variados, atunes, cremas, pimientos rojos y verdes, frutas del país, plantas de todos los tamaños... Los puestos, ocupados por baserritarras de todos los rincones de Euskal Herria, no daban abasto con una demanda impresionante, que seguro satisfizo todos sus deseos.

Todo queda en familia

Un jubilado de Algorta, veterano en estas lides, nos avisaba de buena mañana que «no importa cómo sea el verano, el día de San Lorenzo siempre es soleado y caluroso».

Como si de un oráculo se tratara, nuestro amigo no pudo dar más en el clavo. Un sol de justicia «castigó» a los asistentes durante la mañana, lo que no impidió una masiva afluencia de público, llegando a límites de agobio absoluto cuando el día se acercaba al mediodía.

En su gran mayoría se trataba de familias compuestas por parejas jóvenes con niños pequeños, muchos de ellos vestidos con el traje de arrantzale. Los pobres no sabían dónde estaban.

Según comentaron algunas de estas parejas, acercarse a Algorta en esta fecha «se ha convertido casi en una tradición anual, una peregrinación». Otra pareja joven se expresaba en similares terminos: «Vinimos hace unos años por curiosidad, y nos enganchó. Desde entonces, no faltamos a nuestra cita».

Los asistentes rondaban el mercado, en busca de la mejor oportunidad o los mejores productos. Su ojo clínico, entrenado durante años, no perdía detalle, llegando en ocasiones a hacer exámenes de tipo forense a frutas y hortalizas.

Grupos de txistularis y gaiteros se encargaron durante toda la mañana de poner un ambiente alegre y festivo en los aledaños de la feria, en una importante demostración de folklore euskaldun.

Como todos los años, también se celebró el concurso para premiar las mejores hortalizas, plantas y quesos. A lo largo de la mañana, los participantes depositaron sus productos en un escenario levantado la plaza Biotz Alai.

Poca sorpresa, por otra parte, en los galardones. En las hortalizas, la espectacular presentación de Adela Andikoetxea, de Urduliz, le dio el premio, con su hermana María Ángeles, en tercera posición. La segunda posición correspondió a José Antonio Intxaustieta, de Barrika.

En plantas, la loiutarra María Jesús Biteri se impuso a Enedina Madariaga, barrikatarra y a los viveros Aranburu, guipuzcoanos de Usurbil.

Por último, en la categoría de quesos, fue el muskiztarra Ricardo Muria quién se alzó con el trofeo, secundado por la sociedad Leze y por Patxi Bakaran.

Mañana de tradiciones, pues, en Algorta, a la que ni siquiera el sol quiso faltar, con su agradecida, aunque en ocasiones agobiante, presencia.

Mikel PASTOR

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