Los disturbios en Inglaterra han copado los titulares de los medios irlandeses. «Irish Times» señalaba cómo la presencia policial masiva había conseguido mantener la calma en la capital inglesa, Londres, al tiempo que las revueltas callejeras se habían extendido al norte de Inglaterra, como a la segunda ciudad del país, Manchester, y a otras poblaciones con una clara conexión irlandesa debido a la emigración, como Birmingham o Liverpool, mientras que el diario conservador «Irish Independent» titulaba «La anarquía se extiende».

Sin embargo, las declaraciones del alto mando policial británico Hugh Orde, quien desaconsejó el uso de balas de plástico y cañones de agua contra los participantes en los disturbios han sido recibidas con incredulidad e incluso con enfado en Irlanda.

Orde declaró que el uso de balas de plástico debía reservarse para situaciones en las que corrían peligro vidas, a la vez que pedía una «reacción proporcionada».

«No creo que sea inteligente de ninguna manera el emplear cañones de agua o balas de plástico en Londres. Las balas de plástico son un tipo de equipo muy serio y sólo lo emplearía si hay riesgo de muertes. Lo que ocurre en Londres no es una insurgencia en la que se vaya a hundir el país. Hay ocho millones de personas en Londres y sólo una pequeña proporción son responsables de lo ocurrido. Son bandas de ladrones y criminales y aunque es preocupante, hay que responder de forma proporcionada», declaró Orde, que detenta el cargo de presidente de la Asociación de Jefes de Policía.

Desde la cadena pública irlandesa RTÉ se planteaba durante el día de ayer la cuestión de si existen distinto tipo de regulaciones en el uso de esa munición en Irlanda y en Gran Bretaña, ya que durante el periodo en el que Orde detentó el mando de la Policía norirlandesa, ésta usó tanto cañones de agua como balas de plástico, a pesar de que el empleo de estas últimas había sido denunciado en múltiples ocasiones por asociaciones de derechos humanos norirlandesas.

Las balas de caucho y plástico han sido empleadas en el norte de Irlanda desde 1969 y siguen usándose a día de hoy. Tienen una longitud de más de doce centímetros. A diferencia de las balas de caucho, que se disparan primero al suelo, las balas de plástico se disparan directamente hacia el cuerpo.

Supuestamente, la Policía debe disparar por debajo de la cintura, pero 17 personas, ocho de ellas niños, han muerto en el norte de Irlanda a consecuencia de las heridas causadas por las balas. La mayoría de ellas sufrieron heridas en la cabeza o pecho. La primera víctima fue Francis Rowntree, de once años, que fue herido en 1972 en Divis Flat, en el oeste de Belfast. La última víctima del uso de las balas de plástico fue Seamus Duffy, de 15 años, a quien disparó la Policía norirlandesa cuando paseaba en New Lodge, en el norte de Belfast, en agosto de 1989.

Las balas de plástico son disparadas por oficiales C019. Este cuerpo antidisturbios ha estado en alerta varias veces en Inglaterra, pero a pesar de haber abierto fuego frecuentemente en el norte de Irlanda, no ha hecho uso de sus armas en Inglaterra, Escocia o Gales. ¿Será esta la primera ocasión en que se utilicen las balas de plástico en Gran Bretaña? El gabinete de David Cameron está preparado para que la Policía use cualquier tipo de munición que considere necesaria para poner fin a los disturbios. El primer ministro conservador anunció que la Policía puede usar las balas de plástico si lo considera necesario y que ya tienen cañones de agua a su disposición, aunque los seis de los que dispone la Policía se encuentran en estos momentos en el norte de Irlanda.

En la mañana del martes, después de la tercera noche de incidentes, se llegó a considerar sacar el Ejército a la calle. Ahora que el Gobierno ha cancelado las vacaciones y permisos de todos los oficiales de Policía, es posible que no sea necesario. Pero algunos norirlandeses se preguntan si se daría al Ejército las mismas libertades en Inglaterra que se tomaron en el norte de Irlanda.