Un partido de fútbol que empieza a las once de la noche, altera toda la programación de los horarios de máximo consumo de televisión de todas las cadenas. Si este partido es, además, un partido del siglo, sucede lo que tiene que suceder, que más de nueve millones de telespectadores del ámbito peninsular, midiendo lo recaudado por TVE y la catalana TV3, que significa una barbaridad de audiencia, porque el post-partido terminó cerca de las dos de la madrugada y tuvo una audiencia considerable. Sí, claro, verano, fútbol, calor, trasnochar, etcétera, pero esas cifras se nos colocan una vez más como argumento de compra y venta de opiniones.

Lo que sucedió en el partido se ha convertido en lo único que ha podido hacerle algo de sombra a la visita papal, que está siendo tratada televisivamente con una tendencia al exceso que asusta. Bueno, para algunos, lo que hicieron los ultras de Intereconomía con la manifestación laica, el trato dado por la policía, la provocación de algunos de los católicos más legionarios que fue una jugada de manual, forma parte del libro de uso del manipulador mediático primerizo. Siguiendo en vivo y en ese directo cargado de fantasías golpistas de los chicos y chicas de la cadena del toro, en Sol y las calles aledañas estaban llegando los bolcheviques con armamento pesado, quemando iglesias, creando mártires a su paso. Vergonzosa y peligrosa manera de mentir y criminalizar a los discrepantes.

Una alucinación que después tuvo su correspondencia global con la actitud de Jose Mourinho, al que Gerard Piqué, sin darse cuenta, lo convirtió en un modelo revolucionario, cuando aseguró después del partido, el triunfo y los incidentes bochornosos que estaba «acabando con el fútbol español». ¿Será posible ese revuelto de egos agridulces y sórdidos de tal hazaña? ¿Nos liberará Mou de La Roja y sus utilizaciones patrioteras? Por cierto, el programa de fútbol «Punto pelota» de Intereconomía, fue bastante más equilibrado que «Futboleros» de MarcaTV en cuanto al uso y abuso de los sentimientos españolistas sobrevenidos a partir de los efectos colaterales de la tangana en el campo. Unos trasnochados y otros trasnochadores.