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«Guridi resiste el embate de Beethoven con muchísima dignidad»

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Cibrán Sierra

Violinista del cuarteto Quiroga

El Cuarteto Quiroga fue el encargado de llevar a cabo uno de los homenajes de esta Quincena Musical a Jesús Guridi, con la interpretación de su «Cuarteto de cuerdas nº2» el miércoles en Gasteiz y ayer en Donostia. Junto a la poco conocida obra de Guridi, tocaron uno de los grandes cuartetos de Beethoven.

Mikel CHAMIZO | DONOSTIA

El Cuarteto Quiroga, formado por los violinistas Aitor Hevia y Cibrán Sierra, el violista Dénes Ludmány y la violonchelista Helena Poggio, se formó en la Escuela Reina Sofía y es, junto con el Cuarteto Casals, uno de los conjuntos camerísticos más destacados del actual panorama ibérico.

El repertorio para cuartetos de cuerda del Estado español es bastante desconocido para el gran público. ¿Qué lugar ocupa Guridi en ese repertorio?

La tradición cuartetística española no es del tamaño de la de otros países como Austria, Hungría o Francia. Pero eso no significa que no haya obras interesantes en el repertorio, como los cuartetos de Guridi, Arriaga, Bretón o Roberto Gerhard, que escribió dos cuartetos extraordinarios y muy poco tocados. Guridi ocupa un lugar muy significativo en ese repertorio y, además, este segundo cuarteto que vamos a tocar es una obra de madurez del compositor, de altísimo interés. Es un cuarteto muy bien construído, que merece tocarse más a menudo.

¿Cómo definiría, estilísticamente, este cuarteto de Guridi?

Yo diría que se vincula directamente con la tradición europea del cuarteto, en el sentido de que es música muy compleja y estilísticamente muy desarrollada, pero con la particularidad de que toma melodías folclóricas como material de base. Además, Guridi es capaz de desarrollar una personalidad propia bastante acusada en este cuarteto, lo que lo hace aún más interesante. Obviamente, ningún compositor de cuartetos de cuerda ha podido ser ajeno a la tradición austro-germánica y vienesa, y Guridi no es una excepción. Pero el uso melódico y rítmico que hace del material folclórico lo entronces también en una línea muy desarrollada por autores húngaros como Kodaly o Bartók. Ante todo, se nota que Guridi era un compositor culto, que conocía muy bien la literatura para cuarteto de cuerdas.

¿Es una obra difícil?

Los cuarteto de cuerda son siempre obras complejas, es como una particularidad del género. Eso es porque los compositores siempre se han acercado al cuarteto de una manera especial, como si fuera un laboratorio privado. Experimentan con su propio lenguaje llevándolo a extremos, por eso las mayores audacias de los compositores las sueles encontrar en este género. Por eso casi siempre son obras difíciles y un reto a la compresión lenguaje. La de Guridi, concretamente, y a pesar de su contenido folclórico, no es una obra lígera ni fácil.

¿Por qué han decidido enfrentar a Guridi con uno de los cuartetos de cuerda más populares de Beethoven?

Creemos que, siendo la de Guridi una obra de peso dentro de la tradición cuartetística de Euskadi y España, podíamos complementarla con una de las piezas centrales del repertorio cuartetístico sin que quedara en evidencia. El nº de los «Razumovski» de Beethoven es como su «Sinfonía heroica», marca un antes y un después en el género. Al enfrentar a Guridi con semejante monumento se puede, de alguna manera, comprobar la validez de la obra de Guridi, porque resiste el embate de Beethoven con mucha dignidad.

Se lo preguntamos también al Cuarteto Casals. ¿De dónde surgió el Cuarteto Quiroga y por qué ha mejorado tanto el nivel en el Estado?

Es una mezcla de factores complejo, una ecuación con múltiples variables, pero sí podría decirse que todo nace de la mejora del sistema educativo. La aparición de centros de enseñanza musical que combinan la excelencia del profesorado con un programa de estudios que no solo se dedica a formar instrumentistas, sino músicos que tengan una experiencia amplia más allá de su instrumento, ha fomentado una nueva generación de músicos con voluntad para enfrentarse a mundos tan exigentes como el de la música de Cámara. Nosotros nos formamos en la Escuela Reina Sofía, como el Casals. También son centros importantes la Esmuc de Barcelona, el Centro Superior de Música de Aragón y, al menos antes lo era, Musikene.

Varias orquestas han pasado por situaciones límite por la crisis económica de estos años. ¿Cómo la han sobrellevado ustedes?

Aunque ha afectado a todos los tejidos sociales, la cultura ha sido una de las más afectadas. Eso es trágico porque la sociedad no es la bolsa ni el mercado de valores, y no se puede hipotecar uno de nuestros valores más preciados, la imaginación. Aunque no tengamos la visibilidad de una orquesta, también hemos sufrido la crisis, con cancelaciones y una mayor negociación de los cachés. No obstante, creo que ahora sería un buen momento para apostar por la música de cámara, ya que es una actividad musical de alto nivel, pero económicamente mucho más accesible.

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