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Cuando no entra, no entra...

Los rojiblancos deberán fiar todas sus opciones al «infierno» de Estambul, después de haber perdonado con infinidad de ocasiones ante un Trabzonspor que jugó con un hombre menos casi todo el partido.

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ATHLETIC 0

TRABZONSPOR 0

Joseba VIVANCO | BILBO

Jugar contra un equipo que se defiende es como hacer el amor con un árbol, decía el `filósofo' Jorge Valdano. Y desde el minuto uno de partido se vio que el Athletic lo iba a tener muy díficil para ligar anoche. Y si a eso le añadimos que uno de sus rivales, Yilmaz, no quiso bailar con los rojiblancos, pues no es de extrañar que a los de Marcelo Bielsa se les atragantara la prometedora velada. Máxime cuando los leones lo intentaron de todas las maneras posibles, utilizando todos los trucos sabidos, pero estaba claro que la pasión turca que tanto se anhelaba en Bilbo se iba a hacer de rogar, y habrá que esperar una semana para ver si se consuma o no.

Con los turcos metidos en la guarida, el Athletic no tuvo problema para coger el mando del partido y ya en el primer minuto Llorente tuvo la ocasión más clara de gol del primer tiempo, rematando fuera y evidenciando que sigue sin afinar la puntería. Repitió con un difícil cabezazo, dos minutos después, que se le fue alto. Y luego fue Iturraspe desde fuera del área.

Se mascaba el gol, pero quien mordió fue un inquieto y participativo Muniain -el mejor del encuentro-, que entró duro abajo a Yilmaz para robarle la pelota. El turco se revolvió, Iker se le encaró y fue cuando al jugador del Trabzonspor se le cruzaron los cables y le clavó los tacos en la espalda al gaucho de Bielsa. El colegiado italiano, que además es electricista de profesión, le expulsó sin miramientos.

Esta incidencia nos privó, es verdad, de ver el verdadero potencial rojiblanco en su esperado estreno, porque si la balanza ya estaba inclinada, la expulsión la desequilibró todavía más. A partir de ahí fue un quiero y no puedo, aliñada de multitud de ocasiones de gol, pero sin nada de acierto.

Con Iraizoz sin opciones para ganarse el sueldo y una zaga de tres, formada por Amorebieta y San José más abiertos y Javi Martínez tapando el centro, el resto se dedicó a volcarse con más o menos tino sobre la meta de Zengin. Fernando Llorente remató hasta en casi media docena de veces y sin acierto. Lo intentaron por el centro, por las bandas, de cabeza, incluso de punterón, desde fuera del área... hasta Amorebieta se animó a hacerlo desde lejos. Y ni así.

El nuevo Athletic de Bielsa dejó claro que se ha olvidado de los balones bombeados al área, de los pases en largo, de rifar la pelota. Prefiere que San José saque el balón jugado, que los laterales suban, aunque luego fallen en los centros... Hasta descubrimos la nueva pareja de moda, como Pili y Mili, como Tom y Jerry, como el Gordo y el Flaco... Son Muniain y Herrera. Con ellos el balón fluyó en esa primera mitad, fue de aquí allá, un tuya-mía que puede prometer y promete esta temporada.

Pero la lata de caviar turco siguió sin abrirse. Un golpe franco de Gabilondo que se fue fuera, un cabezazo de Llorente que siguió el mismo destino, un zapatazo desde 30 metros de Herrera que salió lamiendo el palo... y al final los turcos casi se van al descanso con el marcador en ventaja. En el último suspiro -ya le habían cogido al Athletic en una contra peligrosa-, el portugués Paulo Henrique -una especie de Julio Baptista, pero en malo- se plantó ante Iraizoz y el navarro, ahora sí, se ganó la nómina de agosto salvando con el pie. Susto y a los vestuarios.

Desesperación y peligro turco

Tras el descanso, Bielsa dio salida a Susaeta y Toquero por Gabilondo e Iturraspe, situando al gasteiztarra junto a Llorente en la vanguardia. El Athletic tocó a zafarrancho desde el primer minuto y de inmediato Gurpegi cabeceó fuera en un córner. Tres minutos después, el gaucho hacía una de sus diabluras por la banda, se iba de tres, centraba, peinaba Toquero y Susaeta fallaba a bocarrajo contra el portero. Como diría Ibrahimovic, «cuando no entra, no entra». Y ayer parecía no querer entrar.

Y el Athletic se empezaba a desmelenar tanto que comenzaba a perder peligrosos balones, tanto que cuatro minutos después, un desaparecido Altintop se iba de la zaga e Iraizoz, de nuevo, con los pies, la despejaba. Se entró en un alocado combate, en el que a renglón seguido Toquero cabalgaba por la banda, centraba y Llorente, sólo, a `güevo', cabeceaba fuera. Y eso que le venía el balón frontal.

Ni Oliver y Benji

A esas alturas de partido parecía que ni jugando los 90 capítulos que dura un partido de Oliver y Benji iban a ser capaces los rojiblancos de meterla entre los tres palos. A eso se unió que los turcos echaron mano de oficio y comenzaron a perder tiempo, para malestar de la grada, que la tomó con un excesivamente permisivo árbitro.

El Athletic siguió a lo suyo, echándole más corazón que cabeza, quizá otro más de esos valores históricos de este equipo a los que se refería Bielsa el día previo, y eso llevó a perder excesivos balones en la zona media, provocando amagos de infarto a la grada como el que protagonizó Henrique que, solo ante Iraizoz, la elevó por encima del larguero. Momentos en los que se vieron las `vergüenzas' de este sistema de juego.

La segunda mitad siguió por esos mismos derroteros, con un público de San Mamés entregado con su equipo que, tras clamar contra los fallos de Llorente, luego aplaudía al instante, que deseaba tanto el gol que hasta en la enésima ocasión del riojano lo gritó sin que el balón hubiera cruzado la raya.

El balón rondó el área turca durante el último tramo del partido, Ander Herrera mandó dos balones lamiendo el larguero en sendas faltas al borde del área, Aurtenetxe tuvo su ocasión y chutó sin fuerza, hasta un entregado y enrabietado Toquero lo intentó con una media chilena fallida. No era el día de los goles rojiblancos. Ni siquiera para Llorente, en una media vuelta final en el área pequeña. Y así se llego al pitido final.

Lo reconoció Marcelo Bielsa en la previa del partido europeo de ayer: «Cualquier cosa que logremos nos parecerá poco salvo una goleada, y no creo que suceda». Y no andaba descaminado el rosarino, si no fuera porque seguro que ni él mismo se esperaba el resultado de anoche en la Catedral. A los leones se les atragantó la delicia turca, que ya se sabía de antemano no iba a ser tal. Y lo peor es que allí les espera el infierno turco, como ya advirtió el entrenador del Trabzosnpor el día antes.

Marcelo Bielsa: «Buscaremos un resultado que nos permita seguir»

Marcelo Bielsa comparecía por primera vez tras un partido del Athletic: «La evaluación uno la hace siempre comparando las situaciones que recibe con la situaciones que crea. Erramos 15 goles. El hecho de jugar contra diez deforma el análisis, aumenta la sensación de que uno debería haber establecido diferencias».

«Apuntaría lo siguiente -añadía-: prefiero jugar contra un equipo que no acentúe su perfil defensivo y que reparta su energía no sólo en la recuperación, sino en la creación. Porque un equipo que ataca hace concesiones defensivas. De todas formas -proseguía-, tuvimos regularidad en las llegadas. La falta de contundencia se hizo muy evidente y queda reflejada en un marcador como el que se dio hoy. El sabor no puede ser satisfactorio porque en este tipo de circunstancias la aspiración es ganar el partido y ganarlo por una diferencia significativa».

«Nosotros vamos a intenta un resultado que nos permita seguir dentro de la competición».

El segundo entrenador del Trabzonspor compareció ante la prensa subrayando que «en Turquía vamos a buscar el gol necesario para conseguir la victoria». Sobre la expulsión en el minuto 6, señalaba que «lo que había pasado ha sido totalmente una sorpresa. No me gustaría criticar al cuerpo arbitral. El trabajo realizado nos da mucha confianza para el partido de vuelta. Allí vamos a buscar más ocasiones », finalizaba el ayudante de Senol Günes, que también fue expulsado

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