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Bermutean... JACINTO OÑATE

«Mi tío fue Joaquín Tejada, parte de los primeros Bocheros»

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Pablo CABEZA | BILBO

Ser bilbaino es una decisión que toma cada persona, pero no todos pueden ser bilbainos, pues hay que aglutinar una serie de características: ser txikitero, cantar bien, capacidad para abordar con tremendo éxito cualquier tema, saberse un buen número de chistes de vizcainos y guipuzcoanos , amar a su ciudad, ser del Athletic, visitar, de vez en cuando, a la amatxo de Begoña y glosar al Bocho con pasión y fanfarronería. Esto es lo que apuntamos en una libreta mientras esperamos en el mesón 1800, de la calle Ávila, a que llegue Jacinto Oñate, componente de Los Cinco Bilbainos. Apuramos el txikito que nos ha servido Txus y continuamos con estas extraordinarias reflexiones. «El bilbaino (¡Txus, por favor, me pones otro txikito!)...».

A la una del mediodía en punto, ahí está Jacinto: ¡Joder, la hostia, estás hecho un chaval, eh! ¡Txus! saca dos txikitos para empezar el parloteo. Joder, te vi ayer en la tele con eso de las recepciones y no tenías bigote y hoy sí, la hostia con estos bilbainos, hasta se estiran el bigote con pinza.

Dime, la historia se inició con un grupo pop, Los Belak, a finales de los sesenta, con ese éxito que fue «Limón limonero». «Sí, con esa canción pegamos fuerte y pasamos largas temporadas en Mallorca, ya como Belak 77. A primeros de los setenta se formó La 5ª Reserva». Sí, claro, con un buen número de éxitos, pero el caso es que la banda se rompe y pasas a acompañar a Sergio y Estíbaliz. «Sí, fue después de la participación de Sergio y Estíbaliz en Eurovisión con `Tú volverás'». «Ocurrió que desde su discográfica querían que estuvieran en Madrid y como nosotros ya teníamos familia, pues creamos la Bilbao Banda y nos quedamos aquí». Y en los ochenta nace Alirón, que graba tres vinilos y un cedé, una mezcla de canciones pop de éxito y otra mezcla de canciones italianas. Fueron pioneros en el popurrí (o pop-urri). «No te falta razón, de hecho uno de nuestros discos iba a ser editado desde Madrid por Hispavox. Allí nos copiaron la idea y pasaron nuestro repertorio al proyecto La Década Prodigiosa, que fue lo que publicaron. Vamos, que de Bilbao y chuleados».

Han pasado treinta años desde el inicio de Alirón y se continúa en activo. El sábado hubo bolo en Haro y, además, habéis reeditado el primer disco. «Y vamos a reeditar los otros tres. Creo que fueron buenos trabajos y siguen vigentes». Alirón se guía para sus salidas con el mapamundi de Bilbo, uno como el que llevo yo en el reloj y en el móvil. Con él, a cualquier parte del universo mundial. ¡Sin GPS, la hostia!

¡Txus, que estamos secos!, saca dos txikitos. Bueno, Jacinto, y montas con otros socios una tienda de instrumentos musicales, Músicos. «Sí, primero en Algorta. De tres pisos, la más grande de Euskal Herria (¡Joder, la hostia!). No obstante, a finales de los ochenta me paso aquí, a la calle Ávila. Venta de instrumentos, cambio, reparación...». Tocas en orquestas y desde hace cinco años te incorporas a los históricos Los Cinco Bilbainos como guitarra y barítono, junto a José Antonio Vizcaya, el joven veterano de 72 años, tenor principal; José Luis Fernández, bajo y tercera voz; Eduardo Robles, segunda voz y batería (ex Famélicos, ex Mitos...) y Agustín Ferrero, teclas, (ex La Quinta Reserva, arreglista de cientos de bilbainadas y creador de gran parte de las canciones de La Otxoa). «Hay gente que se extraña de que tengamos instrumentos. Pero mira, mi tío fue Joaquín Tejada, nacido en Gasteiz, pero de Bilbao, claro. Él fue parte de los primeros Bocheros, que ya comenzaron a cantar bilbainadas (con ritmos de habanera) por la década de los veinte. Él ya utilizaba guitarra a pesar de ser un grupo vocal. Yo le veía con la guitarra y eso me animó. Le recuerdo con una Gibson 165, que sólo la tenía Elvis Presley y así. Viajaban mucho por América. Y mira, yo nací aquí cerca, en Autonomía, sin hospital, en casa». Con dos cojones, la hostia. ¡Txus dos txikitos más, la hostia, que estamos secos!

«Y qué, ¿ahora a trabajar a la redacción?». Pues mira, hoy no me apetece nada, me tomaré otros txikitos en el barrio, luego un chuletón y siesta. Después merienda, una rondita de vinos, cena y paseo con la parienta, que estamos de jaias. Vamos, Jacinto: «Un inglés vino a Bilbao por ver la ría y el mar, pero al ver a las bilbaínas, ya no se quiso marchar.... La la la la, la la la la...».

 

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