Beñat ZARRABEITIA

El no va más. Como cada año, Marijaia ya ha sumergido a la capital vizcaina en el momento festivo más álgido del verano. Sí, ya sé que los sanjuanes, sanfermines, La Blanca o incluso la defunción de Ñoñosti para ser convertida en un magnífico espacio pirata están ahí, sí. Pero, lo siento y no es por fanfarronería casposa, nada se acerca a Aste Nagusia de Bilbo.

Más de tres décadas de modelo participativo ejemplar que debe ser conservado como patrimonio cultural de la ciudad. No faltan las trabas, nadie dijo que fuera a ser sencillo, pero resulta muy difícil discutir que en Bilbo durante nueve días hay sitio para todos y todas y que existen alternativas para todos los públicos. Eso sí, los que no entienden de respeto del ligoteo sano o emplean la violencia contra las mujeres no son bienvenidos.

Hemos pasado ya tres días, nos acercamos al ecuador de Aste Nagusia. Marcado por segundo año por el plante las comparsas. Una medida en defensa de un modelo mixto, participativo y que siga permitiendo que las fiestas sean la gran referencia. Vuelven a faltar Txori Barrote y Kaskagorri y la permanente espada de Damocles de despojarnos de un modelo de fiestas populares es notoria. Sin embargo, Aste Nagusia sobrevive y lo hará reforzando su modelo mañana con ese parón activo.

Desde hace escasas fechas recorre la red un vídeo en el que se muestran imágenes de Aste Nagusia de 1986. Eran los tiempos del «Bilbao, mierda y rock and roll». Una ciudad castigada por las inundaciones de 1983, reconversión industrial, contaminación, represión o el terrible impacto de la droga. Ha pasado un cuarto de siglo, los concejales ya no tienen que bajar al Arenal a pedir a los míticos piesnegros que no se coman las palomas, el aspecto de las txosnas ha cambiado, los conciertos de la Plaza del Gas han pasado al lejano exilio de Botica Vieja, pero el eje debe continuar siendo el mismo: Comparsas, participación y, en definitiva, fiestas populares.

Y así seguirá siendo. Y volveremos a ver las txosnas de Txori Barrote y Kaskagorri en el Arenal, nacerán nuevas comparsas, haremos el camino para que las y los que faltan vuelvan a Aste Nagusia, incluso igual hasta la Gabarra vuelve a surcar la Ría. Dicen que soñar es gratis, pero trabajando los sueños se convierten en realidad. Nos vemos en el Arenal.