Corea del Norte confirmó ayer su disposición a reanudar sin condiciones previas las conversaciones a seis bandas sobre su programa nuclear, declaró la portavoz del Kremlin, Natalia Timakova, al término de la reunión del presidente ruso, Dmitri Medvedev, y el líder norcoreano, Kim Jong Iil.

Los norcoreanos «han confirmado su disposición de retornar sin condiciones previas a las conversaciones, en el curso de las cuales estarían dispuestos a resolver el asunto de la implantación de una moratoria» a la fabricación de armas nucleares y a sus pruebas, dijo Timakova, citada por la agencia rusa Interfax.

La promesa de Kim, de ser confirmada por Pyongyang, podría ayudar a retomar las conversaciones a seis, en las que participan las dos Coreas, China, Japón, Estados Unidos y Rusia, suspendidas desde 2008.

Las negociaciones multipartitas sobre la desnuclearización de la península coreana están estancadas desde 2008 debido a los ensayos nucleares efectuados por Pyongyang y varios incidentes militares con Seúl.

Medvedev y Kim se reunieron ayer en el territorio de la base militar Sosnovyi Bor (El Pinar), situada en el sur de Buriatia, una de las 83 entidades que integran la Federación Rusa.

Por otra parte, tras la cumbre, el presidente ruso afirmó que Corea del Norte está interesada en un proyecto que permita el tránsito del gas ruso por su territorio hacia Corea del Sur.

«En lo que se refiere a la cooperación gasística hay resultados», dijo el presidente ruso, citado por las agencias rusas.

Medvedev indicó que él y Kim impartieron instrucciones a sus gobiernos de crear una comisión especial a fin de «determinar los parámetros de cooperación en el ámbito bilateral para el tránsito del gas a través de Corea del Norte y, por tanto, la incorporación posterior de Corea del Sur al proyecto».

«Por lo que entiendo, Corea del Norte está interesada en la realización de este proyecto tripartito, con participación de la Federación de Rusia y Corea del Sur», recalcó el inquilino del Kremlin.

Según la prensa rusa, Corea del Norte recibiría como pago por el tránsito del gas ruso a Corea del Sur en torno a 100 millones de dólares anuales, además de tarifas preferenciales para sus propias importaciones.