Las atracciones más populares están relacionadas con Mandela. Lo que más se pide es un tour por Soweto, para disfrutar de la atmósfera del lugar y visitar la casa de Mandela», explica Laura Vercueil, portavoz de la oficina de turismo de la metrópolis sudafricana. La casita de Soweto donde vivió Nelson Mandela desde 1946 hasta 1962, y luego durante once días después de su liberación en 1990, fue convertida en museo en 1997 por su ex mujer Winnie.

No muy lejos de allí, el Museo del Apartheid dedica a Mandela una exposición muy bien documentada. «Inicialmente iba a ser una exposición temporal, montada para celebrar sus 90 años (en 2008). Pero debido al éxito obtenido la hemos mantenido», sonríe la comisaria Amelia Potenza. «Es magnética. La gente se siente atraída por la figura de Mandela», agrega. Los visitantes son un 20 por ciento extranjeros y la mayor parte, un 60 por cien, niños de los colegios del país. «Mandela nos ayudó a todos a estar donde estamos. Aquí, los niños pueden aprender de dónde vienen y quién les trajo la libertad», dice Mamokete Anna Kiban, una maestra que ha venido de un township cercano con sus alumnos.

También en Johannesburgo se puede visitar la habitación que alquiló en el municipio de Alexandra, el lugar donde estuvo escondido antes de su arresto en 1962, la celda de la fortaleza donde fue encarcelado luego... por no hablar del edificio donde tenía su despacho de abogados en la década de 1950. Tras ser recientemente restaurado, el despacho está a la espera de convertirse también en museo. Y, por supuesto, en las guías no faltan las referencias a su residencia actual, ubicada en una zona residencial al norte de la ciudad.

En el resto del país, el importante Museo Mandela en Mthatha (al sur) va a cerrar sus puertas para acometer algunas reformas, pero una exposición permitirá conocer a los visitantes Qunu, el pueblo cercano donde Nelson Mandela creció. Después de su casa, ahora le ha tocado a su antigua escuela ser objeto de «una lavada de cara». Seis tiestos llenos de plantas formarán la palabra Nelson...

En Ciudad del Cabo, la penitenciaría de Robben Island, donde Mandela pasó dieciocho de los veintisiete años que estuvo en la cárcel es, por supuesto, la estrella. Está catalogada como patrimonio de la Unesco como «un símbolo del triunfo del espíritu humano, la libertad y la democracia sobre la opresión». Antes de tomar el barco que lleva hasta allí, una exposición permite matar el tiempo en la Nelson Mandela Gateway. Cerca de ahí hay una estatua del líder, se está preparando otro museo también en Durban... «Por supuesto que es culto a la personalidad, pero es comprensible: Mandela es sinónimo de lucha contra el apartheid, y nunca nos ha defraudado. ¡Y lo podría haberlo hecho!», afirma Amelia Potenza.