Campeonatos del Mundo al aire libre
Daegu mide la temperatura del atletismo en año preolímpico
Usain Bolt se queda sin rivales de entidad en los 100 metros tras una plaga de bajas que afecta a todos los sectores, pero se ceba en la velocidad. Esta vez, la alargada sombra del jamaicano quizá no logre eclipsar a otros atletas consagrados y nuevas figuras en alza.
Miren SÁENZ
El estadio de Daegu, también conocido como Blue Arc, acoge desde hoy hasta el 4 de setiembre la decimotercera edición de los Campeonatos del Mundo, el tercero asiático tras las sedes japonesas de Tokio'91 y Osaka'2007. Este estadio multifuncional es el lugar elegido para calibrar el atletismo a once meses de los Juegos de Londres. Construido hace una década, ya fue sede en 2002 de algunos de los partidos de la Copa del Mundo de fútbol y tiene capacidad para 68.014 espectadores.
En esta ocasión también espera llenar sus gradas y así lo auguran las cifras de taquilla. A cinco días de la ceremonia de apertura ya se habían vendido un 94 % por ciento de las entradas, una buena noticia porque podría significar un nuevo récord de asistencia para un deporte poco acostumbrado a las muchedumbres. Usain Bolt sí lo está. Claro que el fenómeno jamaicano ejerce de figura mediática a la altura de los cracks de otros deportes, condición que empezó a adquirir en 2008 cuando comenzó a acaparar todos los réditos de la velocidad. En el coinciden sus indudables facultades deportivas con sus ganas de divertirse. Bolt disimula poco. Lejos de la imagen del deportista austero y serio, él reconoce su pasión por atletismo, pero también por los coches caros y las discotecas.
Triple campeón olímpico en los Juegos de Beijing'2008 y triple campeón mundial en Berlín'2009, su objetivo es convertirse en el primer hombre capaz de ganar los 100 y 200 metros y el relevo 4x100 metros en dos Mundiales consecutivos y ampliar así su leyenda. Maurice Greene (Sevilla'99) y Tyson Gay (Osaka'07) mordieron los tres oros, pero no pudieron repetir y menos adornarlos como el Relámpago con unas plusmarcas siderales, que según él de momento seguirán intactas.
Tras una semana en Daegu, posando en actos promocionales entre coreanas con abanicos, el show del hombre más rápido del planeta se traslada hoy mismo al tartán con las primeras series de los 100 metros. En los días previos ha mantenido el discurso del verano. «He tenido que trabajar muy duro en la temporada de mi regreso para recuperar la forma -en 2010 sufrió una lesión de espalda- y por eso no creo que aquí vaya a batir mis récords. Estoy aquí para ganar y ese es mi único objetivo», explica últimamente cada vez que tiene ocasión.
No parece tarea difícil, porque además se le están acabando los rivales. No hay más que mirar el cuadro de la página adjunta en el que figuran los mejores de la temporada para comprobar la escabechina. Últimamente han proliferado las bajas por las causas habituales en el deporte: lesiones y dopaje. Asafa Powell ha dado el último disgusto al maltratado escaparate de los 100 metros. Sus delicados abductores sólo conseguirán agravar su fama de debilidad psicológica, que no le permite rendir a su altura en las grandes citas.
Para el hombre que más veces ha bajado de los 10 segundos esta cita debería ser pan comido, pero Powell, el único que podía poner en aprietos a su compatriota, ha sido el último en renunciar por no sentirse en condiciones de afrontar las exigencias de la prueba individual, aunque quizás sí el relevo.
Tyson Gay se lesionó en los Trials, protagonizando el primer chasco; y Steve Mullings y Mike Rodgers se han visto apartados por asuntos de dopaje, así que un Bolt más vulnerable se sentirá menos amenazado por sus compatriotas Frater -sustituto de Powell-, Yohan Blake y Nesta Carter, el trinitense Thompson, el blanco Lemaitre y el neoyorkino Justin Gatlin, mermado tras quemarse los pies en una sesión de crioterapia por culpa de unos calcetines mojados.
Estados Unidos defiende su primacía en el atletismo, aunque el empuje de Jamaica le haya restado jerarquía en la velocidad. No tanto en la categoría femenina, donde las norteamericanas siguen al mando con Carmelita Jeter -capaz de correr los 100 en 10.64 y líder del año con 10.70- y especialmente Allyson Felix, dispuesta a intentar un doblete inédito en el Mundial -200 y 400- y poco explotado en los Juegos. La californiana, triple campeona mundial en los 200, afronta hoy las primeras eliminatorias del 400.
En el masculino hay un poco de todo. La prueba perdió al texano Jeremy Wariner en junio, y en julio recuperó a LaShawn Merritt a punto para defender su corona tras dar positivo por dos esteroides que están en la lista de sustancias prohibidas: DHEA y pregnenolona, y que él relacionó con el uso de un producto para alargar su pene.
Pistorius, el primer amputado en ambas piernas que peleará contra los mejores, se convertirá en otro de los focos de atención. En caso de que sea alineado en el relevo de 4x400, la IAAF le ha obligado a salir en la primera posta para prevenir riesgos a los de al lado. El sudafricano, cuestionado por esos 10 segundos de ventaja que, según algún experto, le conceden sus prótesis, cuenta con la aprobación de Michael Johnson. ¡Para qué más!
Pero no sólo del sprint vive el atletismo, y nada como el Mundial para comenzar a afianzar nuevos valores, como por ejemplo los que ha demostrado David Rudisha en los 800 metros. Autor de esos 1.41:01 que en 2010 desbancaron a Wilson Kipketer de las tablas de récords, tiene la genética adecuada como keniata y la educación familiar -su padre, Daniel Rudisha, ganó la medalla de plata con el relevo de 4x400 en los Juegos Olímpicos de Mexico'68- para dejar huella. Con 22 años, si quiere mandar en la distancia deberá demostrarlo en sitios como éste. En Berlín cayó en semifinales, en Daegu no se lo puede permitir. El sudanés Kaki debería suponer su mayor oposición en un 800 sin el actual campeón, el sudafricano Mulaudzi -lesionado-, aunque sí con Borzakovskiy animando la carrera.
Los 800 femeninos también tienen campeona sudafricana y, aunque resentida en la espalda, está dispuesta a defender su título, se supone que en un ambiente menos hostil del que vivió en Berlín con 18 años.
Caster Semenya vio como sus rivales cuestionaban su presencia aludiendo a una masculinidad fruto de un desarreglo de sus cromosomas. Sometida a un test de género, los resultados no se han dado a conocer.
Las vallas perfectas
Pero si hay una prueba en la que sí estarán todos los que son, y aparentemente en buena forma, como corresponde al evento, esa es la de 110 metros vallas. El cubano y plusmarquista Dayron Robles, su predecesor el chino Liu Xiang, y el estadounidense David Oliver, los tres mejores en el ranking de todos los tiempos, podrían protagonizar la carrera perfecta en ese sprint con diez obstáculos, si además alguno de los tres renueva la plusmarca.
Para las distancias largas de la pista vuelve el de siempre, un atrevido Kenenisa Bekele imbatido en el 10.000. El sucesor de Gebreselassie se lesionó en enero de 2010 y desde entonces no ha pisado una competición, lo que no le ha impedido inscribirse en 5.000 y 10.000, un doblete por el que también ha apostado Mo Farah. El británico de Somalilandia, que reside en Inglaterra desde que era niño, encabeza ambos rankings.
Algo que no le ocurre a Yelena Isinbayeva, tercera este año, aunque dispuesta a enterrar definitivamente sus tres nulos de la final alemana. La pertiguista rusa de las 27 plusmarcas ha vuelto con Trofimov, su viejo entrenador, y espera recuperar su puesto en el firmamento de un Mundial que arrancó con protagonismo femenino, el que han puesto las participantes en el maratón que se ha disputado de madrugada, y los 10.000 metros cuya final se puede ver por Eurosport a eso de las 14.00.
Mikel Odriozola afronta su séptimo Campeonato del Mundo de atletismo al aire libre. Precisamente de su otro Mundial asiático, del que disputó en Osaka hace 4 años, guarda su mejor resultado del certamen. Con 30 grados de temperatura y 55% de humedad fue capaz de quedar sexto en aquellos 50 kilómetros marcha. Un puesto que le encantaría repetir el próximo 3 de setiembre, cuando a la 1 de la madrugada en Euskal Herria inicie el recorrido. Ser finalista significa una gran satisfacción personal, pero también la garantía de las ayudas que, sin resultados, ni son las mismas ni están aseguradas.
Por primera vez en mucho tiempo sólo habrá un vasco en el certamen al aire libre, el más importante para el atletismo por detrás de los Juegos Olímpicos. La tendencia a la baja ha alcanzado el mínimo pero sin afectar a este marchador de 38 años especialista en la carrera más larga del programa. El oreretarra debutó en el Mundial de Sevilla'99, a donde viajaron siete vascos, cifra que casi se rebajó a la mitad en Edmonton'2001 con cuatro. A París'2003 llegaron tres. En Helsinki'05 estuvieron seis, en Osaka'07 compitieron cuatro y a Berlín'09 fueron dos. Naroa Agirre era la otra vasca de las grandes citas y, por primera vez, la saltadora de pértiga se ha quedado en casa tras no alcanzar la mínima -ni A, ni B-, pese a que lo intentó hasta el último momento en Zaragoza. Lejos de sus marcas, la donostiarra practica además una disciplina en la que el nivel femenino ha evolucionado de forma notable desde que hace doce años la prueba debutara en Sevilla.
«Es verdad que en este momento a nivel vasco hay más chicas que chicos. Pero les falta dar el salto a los grandes campeonatos. Te da pena que después de 18 años en la gran competición, no hemos mejorado», admite el atleta del Rentería.
Odriozola sabe de primera mano lo difícil que es llegar «y cada vez peor, porque dependemos de ayudas económicas para poder seguir. Al no ser un deporte profesional, si no estas en un nivel muy alto no puedes vivir del atletismo. Aquí ahora mismo está el fútbol, el ciclismo y la pelota, y los demás estamos sobreviviendo como quien dice. Las instituciones no ayudan mucho. Los sponsors, si te patrocinan, quieren salir en los medios de comunicación, y nosotros salimos poco y sólo en momentos puntuales».
Como vicepresidente de la Federación Atlética Guipuzcoana ve de cerca la situación de un deporte que requiere ese nivel de sacrificio. «Como vivir de esto es tan difícil, llegan a los 18 años y lo dejan. Para conseguir resultados te lo tienes que tomar como un trabajo, si no, no lo consigues», concluye. M.S.
Los récords del mundo se pagan a 100.000 dólares (unos 69.500 euros), aunque sólo si se baten, no si se igualan. El oro se premiará con 60.000 dólares (41.724 euros), la plata con 30.000 (20.862), y el bronce a 20.000 (casi 14.000). Hay premios en metálico para los ocho primeros, y también para los equipos de relevos y para los de la Copa del Mundo de maratón.
Por primera vez todos los atletas participantes -1.945 integrados en 202 equipos- pasarán controles de sangre. Un programa antidopaje sin precedentes, además de los que les correspondan por el programa habitual, que incluye 500 análisis de orina, tanto en competición como fuera de ella. Los controles servirán para medir el perfil individual de cada atleta en aplicación del pasaporte biológico.