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CRíTICA Quincena Musical

Un Pierrot Lunar japonés

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Mikel CHAMIZO

Las grandes composiciones permiten proyectar múltiples perspectivas sobre ellas. Es el caso de “Pierrot Lunaire”, el fascinante ciclo de veintiún breves canciones sobre poemas de Albert Giraud que escribió Schoenberg en ese año musicalmente irrepetible que fue 1912. En una escucha habitual del “Pierrot”, la música contribuye a elevar a nuevos universos las ya de por sí poderosas imágenes de la poesía de Giraud, que toca infinidad de temas diferentes. En la propuesta del Ciclo de Música Contemporánea de la Quincena, no obstante, se dejó a un lado el significado de los poemas para quedarse con aspecto exterior y que la música y el canto, por su propia fuerza sugestiva, permitieran hilar una historia japonesa sin ninguna relación con el texto, valiéndose de que éste es cantado en alemán, idioma que la mayoría del público allí presente no comprendíamos. Fue así que la caleidoscópica música y ese extraño recitar-cantando de la soprano nos hizo creer, con naturalidad, que se nos estaba relatando, en un idioma primigenio que nuestro subconsciente creía reconocer, una historia de samurais y espectros japoneses que nos resultaba igualmente lejana, exótica y trascendente.

Fue una experiencia rarísima y, sin embargo, preciosa. La sencilla puesta en escena, inspirada por el arte del Bunraku, contó con tres actores manejando hasta cuatro marionetas con destreza y esa expresividad-inexpresiva tan peculiarmente japonesa. Los músicos del Smash Ensemble tocaron la compleja partitura con soltura e intención, por lo que fue, en cierto modo, una pena que las marionetas distrajesen la atención de su trabajo. Pero no se puede tener todo.

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