El ataque a un casino de la cuidad de Monterrey, capital de Nuevo León, ha dejado un saldo oficial provisional de 52 fallecidos, pero no se descarta un aumento del número de víctimas porque podría haber más cuerpos dentro del edificio destruido que no han sido aún rescatados. La violencia se ha recrudecido en los últimos meses en este Estado debido a la creciente actividad de grupos vinculados al narcotráfico que intentan controlar esa zona estratégica por su cercanía con EEUU, principal consumidor de cocaína del mundo.

Versiones de testigos citados por el diario mexicano «La Jornada» y TeleSur indicaron que los agresores -«un grupo de personas vinculado a la delincuencia organizada», según las autoridades- entraron en el Casino Royale y tras disparar ráfagas de armas largas y conminar a la gente a echarse al suelo, rociaron con líquido inflamable el interior del edificio y arrojaron una granada, cuya explosión provocó un incendio que duró casi cuatro horas y arrasó el lugar.

Trampa mortal

El director de Protección Civil de Nuevo León, Jorge Camacho, explicó que la magnitud de la tragedia se debió a que, al oír la explosión, la gente se refugió en los baños y las oficinas en lugar de utilizar las salidas de emergencia, sin imaginar que el fuego se extendería tan rápidamente y que su refugio se con- vertiría en una trampa mortal. Otras fuentes señalaron que las puertas de emergencia estaban cerradas con candados.

Por el momento, las autoridades mexicanas no han identificado a los autores de esta nueva matanza, pero medios locales señalaron que el caso podría estar relacionado con otros incendios en casinos, incluso en el mismo Estado, atacados porque sus propietarios se han negado a pagar extorsiones a bandas de narcotraficantes, según TeleSur.

Según un recuento del diario mexicano «Reforma», en el primer semestre de 2011, la violencia vinculada al crimen organizado ha provocado 846 víctimas en Nuevo León, tres veces más que las contabilizadas en 2010.

Las autoridades argumentan que el incremento de la violencia en la zona se debe al enfrentamiento entre el cártel del Golfo y su antiguo brazo armado, Los Zetas, integrado por ex militares de élite del Ejército mexicano y cuyos métodos brutales están sembrando el terror en el norte de México. Desde que el presidente, Felipe Calderón, declaró la guerra a los cárteles e implicó a las Fuerzas Armadas, en diciembre de 2006, el número de muertos supera los 41.000.

Ayer Calderón tachó de «terroristas» a los autores del ataque de Monterrey y afirmó que no habrá impunidad.