Iñaki LEKUONA | Periodista
Matarse a trabajar
Uno de los éxitos de la doctrina neoliberal ha consistido en la transformación de los seres humanos en meros consumidores, o por ser más claro, en simples esclavos del mercado que tendemos a confundir libertad con capacidad de adquirir productos de consumo. Hoy día ser libre es poder comprar. Y para tener con qué, hay que matarse a trabajar.
Existen múltiples variantes de esta máxima, como la de Nicolas Sarkozy: «trabajar más para ganar más», lo que incluye el aumento de la jornada laboral y, por supuesto, el retraso de la edad de jubilación. A esta idea se apuntan, como no, grandes empresarios como el director general de la agencia Publicis, Maurice Lévy, un septuagenario que predica con el ejemplo y que ahí sigue, al pie del cañón, ganando cuatro millones de euros anuales cuando podría quedarse tranquilamente en casa, cobrando una pensión a costa del erario público.
Tan solidario es este señor, que acaba de abanderar una revuelta patronal exigiendo al Estado que a los ricos como él se les cobren más impuestos. Porque, como trabajan muchísimo, cobran muchísimo; y por ello mismo deberían, asegura, participar en mayor medida en «el esfuerzo nacional». Eso sí, también estiman estos conciudadanos multimillonarios que si ellos apoquinan, el resto tendrá que apretarse aún más el cinturón y que habrá que llevar a cabo privatizaciones con las que costear las multimillonarias deudas del Estado.
Este pasado jueves, un turista jubilado de 75 años atracó, pistola en mano, un casino de Normandía. Perseguido por la Policía, hirió a un par de agentes antes de caer abatido. Se investiga por qué decidió morir así, en lugar de matarse a trabajar.