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Los mayordomos bailaron en el pueblo viejo de Berriozar

Berriozar dispone de un casco viejo que muchos vecinos de Iruñerria no conocen. Se encuentra situado en las faldas del monte Ezkaba y mantiene el sabor y la esencia de una vieja localidad, en contraste con los nuevos edificios de la parta baja. La jornada de fiestas de ayer estuvo dedicada al pueblo viejo, con el baile de los mayordomos y la competición de botxas como actos destacados.

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Martxelo DÍAZ |

Las fiestas de Berriozar reservaron ayer su habitual jornada dedicada al pueblo viejo, situado en las faldas del monte Ezkaba y que mantiene el sabor y la identidad de una vieja localidad de Iruñerria, en contraste con las nuevas edificaciones al pie de la montaña.

El acto principal de la jornada del pueblo viejo es el baile de los mayordomos, que se celebra justo después de la misa en honor del patrón, San Esteban.

Los mayordomos son una tradición recuperada en la década de 1970. Dos parejas, en principio, la pareja de solteros de mayor edad del municipio y quienes tienen entre sus planes casarse próximamente, eran elegidos el día de San Pedro, 29 de junio.

Su tarea principal es iniciar las dantzas tras la misa con un fandango y un arin-arin y repartir el aperitivo (queso, chorizo pan y vino) entre quienes han subido al pueblo viejo. Esta tarea se repite el 26 de diciembre, que es cuando se celebra el día de San Esteban; entonces, las torrijas sustituyen al aperitivo.

Este año, en cambio, esta tradición ha tenido que adaptarse a los tiempos, ya que las parejas solteras de Berriozar no se ha- bían mostrado dispuestas a actuar como mayordomos, por lo que fueron los integrantes del grupo de dantzas quienes asumieron esta responsabilidad.

Y es que bailar en este día supone hacerlo ante un gran número de vecinos que se acerca al pueblo viejo a renovar esta tradición, muchos de ellos provistos de cámaras de fotos para inmortalizar el acto.

Tras los mayordomos, bailaron otros integrantes del grupo de dantzas de Berriozar, comenzando por la ikurriña-dantza. Dantzaris de todas las edades se ejercitaron en la explanada situada junto a la iglesia del pueblo viejo.

Juego de botxas

Durante la jornada dedicada al pueblo viejo, los vecinos de Berriozar recuperan también un deporte tradicional, las botxas, que se juegan a la puerta de la iglesia. Se trata de un juego de bolas similar a la petanca, que desapareció en 1936 y que ha sido recuperado gracias al esfuerzo de un grupo de jóvenes.

El juego consiste en acercar las botxas -bolas de madera de boj o de encina- a una bola de plomo llamada «botxin» y cuyo tamaño se estima en unos cuatro milímetros. La superficie de la pista es de arena para facilitar el deslizamiento de las bolas de madera, y éstas llevan incorporada un taco de plomo que les da peso y que hace posible dirigir su trayecto.

La especial jornada festiva de ayer se cerró con una cena popular, también en el pueblo viejo. Berriozar retomará hoy sus fiestas en la parte de abajo de la localidad.

aperitivo

Además de iniciar el baile tras la misa, los mayordomos tienen como tarea repartir el aperitivo, compuesto por queso, pan, chorizo y vino, a los vecinos que acudieron ayer a celebrar la fiesta en el pueblo viejo.

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