Raimundo Fitero
Estornudo fótico
La ciencia es parte de la cultura, y los investigadores científicos con capacidad de divulgación se están convirtiendo en estrellas mediáticas, aunque exista un disco duro de un número indeterminado de seres dedicados al descubrimiento de algunas funciones de nuestro cuerpo que no dejan de sorprendernos, en cuanto certifican con gramática pesada las reacciones que tienen nuestras partes del organismo de manera espontánea y que el saber popular había denominado de maneras sencillas
Que cuando algunos miramos al sol, tengamos brotes de migraña con aura se llama fotofobia, pero que ese estornudo extraño que se provoca cuando se mira al sol se apellide fótico, nos deja centelleantes, dispuestos a hilar la hebra sobre el poder del sol desde la parte telúrica, mítica o la energética, más instrumental, pero muy ligada al valor añadido que existe con el sol, con migraña o estornudo o sin ellos, cuando se convierte en fuente de ingresos por turismo o cuando ayuda a la maduración de nuestras vides que acaban convirtiéndose en ese líquido que bendicen: el vino.
Lo del sol, el calor, el verano, las vacaciones, sus regresos, forman parte de una apartado especial de las programaciones de las cadenas generalistas de toda entidad, aunque todas las que tienen que ver con las actividades de día o de noche en los lugares de veraneo se han convertido en un vertido de despojos televisivos. Casi más contaminante que el dedicado a las fiestas lugareñas, que nos tienen un poco colapsados los adjetivos, con esa barbaridad de la tomatina, ahora internacionalizada, me imagino a base de ketchup, que nos coloca ante la antesala de la indignación.
Parece muy evidente que en la mayoría de los casos se trata de publirreportajes, aunque en ocasiones no sabemos si se trata de venta de tupperwares para la tortilla de patatas, modelos anacrónicos de chancletas, o de locales para el desfase. Los reportajes más ridículos, como siempre, los que encima quieren imprimirle estilo. En todos los casos, el sol, o la sombra, la luna y sus misterios y aventuras amorosas, huelen a protección solar y after sun, que no previenen, por cierto, del estornudo fótico. Caótico.