modificación expres de la constitución española
El «consenso constitucional» pierde fuelle tras su reforma
Únicamente UPN secunda la modificación exprés pactada por PP y PSOE, partido que registra desmarques de voto y ausencias. Nacionalistas vascos, catalanes y gallegos protestan junto a IU.
Iñaki IRIONDO | GASTEIZ
Treinta y tres años después, lo inamovible se ha movido, aunque lo ha hecho en medio de la bronca y el disgusto. Cabe suponer que una reforma constitucional debe ser un acto solemne que concite apoyos mayoritarios y también trasversales, pero lo de ayer en el Congreso fue un espectáculo en el que quedó patente la exclusión de grupos nacionalistas que son mayoritarios en sus respectivas naciones y de una izquierda que pese a su menguada representación institucional suma más de un millón de votos. Además, ahí está la oposición sindical y la de variados grupos sociales y hasta colectivos judiciales.
PSOE y PP sacaron adelante su reforma constitucional gracias a su aplastante mayoría de escaños. Pero en estos tres últimos días, en lugar de ganar apoyos, lo que han conseguido ha sido soliviantar más a grupos tan importantes como CiU, el PNV y a aquella ERC en la que Zapatero se apoyó en la pasada legislatura o una IU heredera del PCE que tantos favores hizo a la «consenso constitucional» en los años de la reforma de la dictadura. Y como guinda, un José Bono de aires cuartelarios ordenando abrir y cerrar puertas para que los diputados críticos pudieran o no salir del hemiciclo.
Los dos grandes partidos españoles no admitieron ni una sola enmienda del resto. Sólo la Real Academia Española logró meter cuchara, para cambiar un «al» por un «con», tras una perspicaz observación de José Bono.
PSOE y PP estuvieron muy preocupados durante las últimas horas en intentar que CiU cambiara su protesta por, al menos, una abstención. Con esa intención acordaron dos enmiendas transaccionales entre ambos, y hasta el último momento, durante el alargado receso precedente a la votación, estuvieron tratando de convencer a los diputados catalanes a la vista del resto del hemiciclo y de las cámaras de televisión. Pero el intento resultó baldío, porque el representante de IU, Gaspar Llamazares, vetó que las enmiendas pudieran votarse. El portavoz de CiU, Josep Antoni Duran i Lleida aclaró que su inclusión no hubiera cambiado la postura de su grupo, aunque no le gustó el gesto de Llamazares.
Un plantón extraordinario
El pleno de aprobación de la reforma siguió el trámite de lectura única, con lo que cada grupo tuvo un turno para defender sus enmiendas y fijar posturas sobre el resto o el texto propuesto. Y la sesión comenzó con una retahíla de reproches hacia PSOE y PP de los grupos minoritarios, al que se sumó hasta el diputado de UPN (Carlos Salvador), pese a votar a favor.
Los grupos de izquierda, como BNG, IU-ICV y ERC,fueron especialmente duros, hablando de una reforma profundamente antisocial, «rabiosamente centralista», que consuma «un auténtico atentado contra el autogobierno» y un «golpe de Esta- do constitucional». Su rechazo se tradujo en que, junto a Uxue Barkos, de NaBai, abandonaron el hemiciclo antes de la votación, en un gesto insólito, entre advertencias de José Bono de que quien quisiera ausentarse lo hiciera entonces porque luego se cerrarían las puertas.
Esperada fue la intervención de CiU, a cuya «moderación y responsabilidad» habían apelado PSOE y PP para que no hiciera un feo a la reforma y ayudara a dar imagen frente a los mercados. Su portavoz, Josep Sánchez Llibre, no aclaró en su discurso cuál sería su voto, pero dejó claro que su formación se había sentido «excluida del debate, expulsada del consenso constitucional y agredida», al tiempo que acusó a PP y PSOE de «políticas radicales e irresponsables».
Frente a las críticas de los grupos -a las que se sumó también CC, habitual apoyo del Gobierno- la portavoz del PP, Soraya Sáenz de Santamaría, respondió que no era posible dejar que las comunidades fijen su déficit. Su homólogo del PSOE, José Antonio Alonso, negó que la reforma suponga recortes y avisó de que si en un futuro los hay, serán responsabilidad de los gobernantes de turno.
La reforma pasa ahora al Senado, donde se votará el miércoles. Si hubiera alguna reforma, debería después volver de nuevo al Congreso.
316
votos a favor de PSOE, PP y UPN. Son nueve menos de los que aprobaron la Constitución en 1978.
5
votos en contra, entre ellos el de Antonio Camacho, del PSOE y otro diputado de este partido «por error».
29
diputados no participaron en la votación, entre los que figuran tres de Izquierda Socialista (del PSOE) que no acudieron a la sesión.
212
es el número de escaños que representan los tres quintos del Congreso. Era el mínimo necesario para aprobar la reforma.
35
el número de diputados que debieran apoyar la petición de un referéndum para que pudiera celebrarse.
El PNV decidió no participar ayer en la votación de la reforma de la Constitución, como fórmula de protesta por el «rodillo PSOE-PP» por vetar el debate de su enmienda sobre la autodeterminación y oponerse a la inclusión de la mención a los territorios forales. Mientras los jeltzales se quedaban en el hemiciclo para votar únicamente su propia enmienda, la diputada de NaBai, Uxue Barkos, lo abandonó junto a otros representantes del Grupo Mixto para mostrar su protesta ante el «escenario absolutamente vergonzoso» en el que se estaba produciendo la reforma.
En su intervención, el portavoz del PNV, Josu Erkoreka, denunció «el veto» de «PP-PSOE a ni siquiera hablar, debatir, exponer, etcétera, sobre el derecho de autodeterminación». Dijo que un debate «no es sólo patrimonio de los nacionalistas, sino también de cualquier demócrata». Denunció que «los pretextos pseudo jurídicos que se aducen para vetar nuestra enmienda son casi-casi peregrinos, lo evidente es la voluntad política de PP-PSOE que hay detrás y que no es otra que la de evitar el debate sobre el derecho de autodeterminación en la Cámara».
También criticó Erkoreka que no fuera a aprobarse la enmienda que pretendía equiparar las condiciones de los territorios forales con el Estado y las comunidades autónomas.
Afirmó también no entender cómo «los diputados vascos de PP o PSOE pueden oponerse a esta enmienda que simplemente pretendía dejar claro que, además de las comunidades autónomas y los ayuntamientos, en el Estado existen los territorios forales -que no son ni lo uno ni lo otro- y que por tanto no sabemos qué régimen o reglas se les va a aplicar a partir de esta reforma, causándoles una grave inseguridad y perjuicio». I.I.
PSOE y PP también impusieron en la Mesa el rechazo a las reformulaciones de sus enmiendas sobre la autodeterminación que realizaron PNV y ERC. Las consideraron enmiendas «nuevas» presentadas «fuera de plazo».
Fue al final el protagonista del Pleno, al ejercer el derecho de cualquier diputado a vetar la votación de una enmienda transaccional. Zapatero le culpó de haber evitado el acercamiento de CiU, lo que desmintió Duran i Lleida.
El presidente del Congreso, José Bono, dijo haber advertido un error gramatical en la reforma y tras consultarlo con el presidente de la RAE se cambió por asentimiento un «en relación al PIB» por un «en relación con el PIB».
El sindicato ELA hizo público ayer un comunicado en el que denuncia que la reforma aprobada limita el ámbito de actuación de los poderes públicos, lo que se concretará en recortes sociales, al tiempo que considera que «deja el autogobierno en agua de borrajas en un tema esencial» como es el de su capacidad de endeudamiento.
También ayer los sindicatos CCOO, UGT y USO anunciaron la convocatoria de movilizaciones en varias capitales vascas, coincidiendo con la protesta que contra la reforma han convocado sus direcciones federales en Madrid. Además, pidieron a diputados y senadores que no la respalden en su trámite parlamentario y exigieron que si es aprobada, sea sometida a referéndum.
Los portavoces de estos sindicatos señalaron ayer en Bilbo que han descartado ponerse en contacto de manera oficial con ELA y LAB para alcanzar una convergencia en esta materia, porque «ellos no buscan espacios de unidad con nadie». Precisamente en relación con estas manifestaciones, ELA señalaba en su nota que antes de apoyarlas se debería «clarificar si [sus convocantes] van a seguir dando cobertura a los recortes sociales mediante el denominado diálogo social y acuerdos como el recorte de pensiones y a las demandas de moderación salarial realizadas por el Banco Central Europeo».
En su escrito, ELA señala que la reforma aprobada ayer en el Congreso «supone constitucionalizar las políticas neoliberales que están dando lugar a un empobrecimiento de la población». Llama además la atención sobre el hecho de que se aprobara el mismo día que se daban las cifras de una nueva subida del paro.
Junto a la limitación de las políticas sociales y el desprecio al autogobierno que supone que se fije desde Madrid el límite de déficit de las comunidades autónomas y de las diputaciones, ELA habla también de «desprecio a la democracia». Denuncia que se haya aprobado la reforma en quince días, en pleno agosto, sin debate y sin posterior refrendo social.
Pero asegura que «también en esto hay alternativas». Y pone el ejemplo de Islandia, que «se ha negado a aplicar las políticas exigidas por los mercados y entidades financieras y ha abierto un proceso participativo para modificar su Constitución, con asambleas populares».
Junto a los llamamientos sindicales, también prosiguen las protestas sociales encabezadas por el movimiento 15-M y Democracia Real Ya. Un enorme dispositivo policial impidió durante la mañana de ayer la posibilidad de que se produjeran manifestaciones junto al Congreso, aunque algunas decenas de personas consiguieron congregarse en las inmediaciones, más allá de los cordones policiales. Para la tarde había convocadas nuevas movilizaciones tanto en Madrid como en diversos puntos del Estado. También había llamamientos en Euskal Herria. I.I.
El lehendakari apoyó ayer la reforma constitucional, al tiempo que insistió en que, como dijo Rubalcaba, se podía haber hecho de otra manera. En todo caso, no cree que el cambio afecte al autogobierno aunque avisa que estará «vigilante».