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13º Campeonato del Mundo

Campbell-Brown se toma la revancha ante Jeter en el 200

Usain Bolt se clasifica sin ningún problema para la final de 200, donde pretende resarcirse del fiasco de la descalificación en los 100. El francés Lemaitre -que hizo el mejor tiempo de las semifinales- y el estadounidense Walter Dix se postulan como máximos rivales .

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Juan Carlos ELORZA

Veronica Campbell-Brown salió como una exhalación cuando se dio la salida a la final de 200, y encabezaba la carrera al final de la curva, cuando de repente se veía acelerar a Carmelita Jeter a una velocidad que parecía conducirle al doblete tras ganar el lunes la carrera de los 100.

Sin embargo, a 50 metros de la meta un muro invisible se interpuso en la trayectoria de la estadounidense, que parecía disponer de recursos suficientes para 150 metros, pero frenó en seco y sufrió completar el último tramo. Tanto que la jamaicana, manteniendo su velocidad de crucero, ganaba con solvencia y se resarcía de la derrota en los 100 (en que ambas fueron también las mejores), mientras que Jeter se las veía para aguantar la progresión de su compatriota Allyson Felix, que con su elegante zancada a punto estuvo de birlarle la plata en la línea.

La velocidad había tenido otro capítulo una hora antes en la pista de Daegu, con las semifinales de los 200 masculinos, en las que el francés Christophe Lemaitre, que corría en la primera de las tres series, obtuvo el mejor tiempo (20.17). Usain Bolt se imponía fácilmente en la segunda dejándose llevar en los últimos metros (20.31), y el estadounidense Walter Dix se postulaba como aspirante a medalla al vencer en la tercera (20.37).

El regreso de Usain Bolt

Bolt volvía ayer a la pista tras el error que le costó la final de los 100, y repitió sus gestos explicando que el show forma parte del espectáculo, «mientras los fans no se quejen». Sólo se le torció la sonrisa cuando le preguntaron por su salida en falso, y prometió explicarlo con detalle esta tarde, después de la final de los 200. Quien no tiene motivo de queja es su compatriota Yohan Blake, principal beneficiario de la eliminación de Bolt, que le permitió ganar el oro en los 100. Su cotización ha subido como la espuma, hasta alcanzar los 35.000 euros que cobrará el 11 de setiembre en Berlín, en la Diamond League, que pueden marcar su valor hasta los Juegos Olímpicos de Londres.

La tercera final sobre la pista era el atractivo 4x400, que partía con la noticia de que Oscar Pistorius no había sido elegido para formar parte del relevo de la final por Sudáfrica. El atleta, obligado por la IAAF a correr el primer relevo en semifinales para evitar que sus protésis pudieran perjudicar a otros atletas cuando se reunieran en la calle libre, no convenció a los técnicos de su país, y él mismo anunció que quedaba fuera de la final a través de twitter, aunque la medalla le permitía acceder al podio con sus compañeros.

En su lugar entraba L.J. Van Zyl -bronce el jueves en los 400 vallas- para correr el cuarto relevo, mientras Shane Victor, que había sido el último relevista en la clasificatoria, ocupaba el lugar de Pistorius en la primera posta. Sudáfrica había hecho el tercer mejor tiempo el jueves, y flotaba la duda de lo que pasaría sin el concurso de Pistorius.

Jonathan Boriée, que corría la primera posta por Bélgica, salió como una bala y fue el primero en completar la vuelta y entregar el testigo a su compañero Gillet, pero inmediatamente le adelantaron los segundos relevos de Sudáfrica -Mogawane-, Jamaica -Gonzales- y Estados Unidos Jackson-, que ya no cederían la cabeza hasta el final.

Los tres mejores equipos realizaron el resto de la carrera distanciados, y Sudáfrica -Van Zyl- y Jamaica -Green- llegaron por delante a la última curva, con el estadounidense LaShawn Merritt -que parecía sobrado y tranquilo, quizá demasiado- detrás pegado a la cuerda.

Pero los dos de delante no dejaban espacio para progresar por dentro, y Merritt vivió un momento de nerviosismo hasta que decidió salirse por fuera para afrontar el sprint, rozando en la maniobra al sudafricano, mientras el belga Kevin Boriée y el ruso Alekseyev se acercaban aprovechando que la pugna había frenado un poco a los tres escapados. Pero una vez solo, con la pista despejada, Merritt metió el turbo y se marchó sin problemas hasta el oro, con Sudáfrica segunda -mejorando la posición de la clasificación, pero no la marca-, y Jamaica tercera.

Cuarto título para Phillips

En cuanto a los concursos, el estadounidense Dwight Phillips lograba su cuarto título mundial en salto de longitud, igualando al cubano Iván Pedroso, y lo hacía en dura pugna con el australiano Mitchell Watt, que llegaba a Daegu con la mejor marca del año (8,54 el 29 de julio), aprovechando ambos la ausencia del campeón olímpico, el panameño Irving Saladino, que no logró pasar la calificación.

El concurso se decidió en los primeros saltos, que decidieron el podio. En su segundo intento Phillips, de 33 años, se marchó hasta los 8,45 metros, al que Watt respondió con otro salto de 8,33. El estadounidense ya no hizo más saltos válidos, y el australiano no consiguió mejorar el suyo. Makusha, de Zimbabwe, logró el bronce con su primer salto, de 8,29 metros.

En el lanzamiento de peso la sorpresa corría a cargo del jovencísimo alemán David Storl, que acaba de cumplir 21 años hace un mes y es el actual campeón mundial junior. El benjamín de la final se subió a las barbas de los favoritos, y uno de los efectos más llamativos de su irrupción fue que Estados Unidos se quedó fuera del podio del peso por primera vez en 20 años (desde Tokio 1991), cuando Storl acababa de cumplir un año.

David Storl había conseguido el mejor lanzamiento en la clasificación (21,50 metros), pero no contaba para el oro frente a los norteamericanos, tanto estadounidenses como el canadiense Armstrong -plata al final, poseedor de la mejor marca del año, en junio, con 22,21 metros-.

Sin embargo, en su segundo intento fue el primero en superar los 21 metros y se colocó al frente de la clasificación (21,60). Armstrong le aventajó en la cuarta ronda (21,64), pero Storl se llevó el oro en el último lanzamiento (21,78).

La primera jabalina rusa

El tercer concurso que disputaba su final ayer era el lanzamiento de jabalina femenino, que por primera vez en su historia se apuntaba el atletismo ruso. Maria Abakumova -medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Beijing-, con 71,99 metros, se imponía a la campeona olímpica y máxima favorita, la checa Barbora Spotakova (71,58) y a la sudafricana Sunette Viljoen (68,38), que le acompañaron en el podio. Además, el lanzamiento que le valió el oro fue el segundo más largo de la historia, por detrás del récord en poder de Spotakova (72,78 metros).

El concurso fue emocionante entre las dos primeras, y más después del arranque de la checa, pupila del mítico Jan Zelezny, que empezó con un lanzamiento de 68,80 (había hecho 63,40 en la clasificación). Abakumova le replicó con su segundo intento (71,25), que mejoraba en casi diez metros el que le dio la calificación el jueves (62,49).

El lanzamiento parecía valer el oro, pero la checa no se rindió y en su penúltimo lanzamiento, casi sin margen de reacción, envió su jabalina hasta los 71,58 metros. Abakumova, de 25 años, le respondía con esa magnífica marca de 71,99 metros, que fue imposible ya para Spotakova.

La sudafricana Sunette Viljoen quedó muy lejos de las dos primeras (68,38 metros conseguidos en su penúltimo intento), pero aún así logró el nuevo récord africano, a la vez que desalojaba del podio a otra de las favoritas del concurso, la alemana Christina Obergfoll (65,24), que tras ser plata en Helsinki y Osaka parece incapaz de conseguir vencer en una gran competición de alto nivel.

Cheruiyot repite en el 5.000 y es la segunda mujer en lograr este doblete

Vivian Cheruiyot, una gigantesca atleta encarnada en un minúsculo cuerpo de 1'53 metros de altura y 39 kilos de peso, firmaba ayer el primer doblete del Mundial de Daegu, y todo hace suponer que será el único. Tras la exhibición de los 10.000 en la jornada inicial del campeonato, con tres atletas keniatas copando el podio, Cheruiyot se proponía repetir ayer en los 5.000 -donde además defendía el título logrado en Berlín 2009- para convertirse en la estrella del fondo de esta edición. Y lo cierto es que lo consiguió con brillantez.

La prueba significaba una posibilidad de revancha de los 10.000, en que las keniatas habían superado en todo a las etíopes, con quienes comparten el dominio en estas distancias. Y Meseret Defar, que había tenido que retirarse el sábado pasado por unas molestias estomacales, era su mejor baza para hacer frente a las keniatas.

La japonesa Hiromi Niiya se escapaba en la salida, pero nadie le prestó atención. Su aventura finalizó tras pasar el primer mil en cabeza y desistir un minuto después.

Entonces empezó la labor de zapa del equipo de Kenia. A mitad de la prueba Linet Masai -bronce en los 10.000- cogió la cabeza para elevar el ritmo de la carrera, pasando el tercer mil en 9:10.97 con Cheruiyot a su lado y las etíopes detrás.

A falta de 500 metros Cheruiyot pasó a liderar la prueba, sonó la campana de la última vuelta y no esperó más. A falta de 300 metros empezó a esprintar, Defar trató de seguirla, explotó, y Sylvia Kibet le arrebató la plata en la recta de meta.

Vivian Cheruiyot se convertía en la segunda mujer en lograr el doblete 5.000-10.000 en un Mundial, como ya hizo la etíope Tirunesh Dibaba -ausente por lesión en Daegu- en 2005 en Helsinki. J.C.E.

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