Sólo los temores del PNV a verse relegado en su representación de lo vasco, ha impedido la unidad abertzale para presentar una única lista a las elecciones generales (Congreso y Senado) del 20 de noviembre. Esa unidad, probablemente, hubiera supuesto obtener uno o dos escaños más que acudiendo por separado. Pero así están las cosas.

El PNV tiene mucho temores. Ya el 22 de mayo, perdió por goleada ante Bildu en Gipuzkoa. Para las generales, la unidad abertzale de Bildu y Aralar puede conseguir ilusionar a muchos votantes nacionalistas (...).

Urkullu ha sacado pecho abertzale con la propuesta de que si se modifica la constitución para el techo del déficit, se haga también para recoger el derecho de autodeterminación, aunque después del feo que hicieron a Ibarretxe y su machacona propuesta del derecho a decidir, casi nadie se cree que vayan en serio.

Hoy, el PNV aparece como un partido agonizante. Sin ideas y con un único activo de su prestigio administrador, aunque seriamente socavado por la crisis que afecta hasta a los que lo hacen bien. Tampoco tiene líderes y a los únicos que había los tienen en el desván de la historia.