«Los vascos buscan una pareja cariñosa, divertida y que sepa escuchar». Son las conclusiones generales que se desprenden del estudio que ha realizado La Maleta Roja, empresa dedicada a la educación sexual y productos eróticos. También hay espacio para la sorpresa, porque se concluye que ellos valoran más sentirse comprendidos y son ellas las que piensan continuamente en el sexo. Eso sí, a pesar de las diferencias que separan a hombres y mujeres, lo que más detestan ambos en una pareja es la falta de sinceridad.

Hay diferencias entre los géneros, y sin embargo, nuestras prioridades son similares.

Cariño, comprensión, no sentirse ignorado... Es algo que todos buscamos y que con el tiempo se pierde. Se pierde el aspecto comunicativo. Muchas parejas terminan rompiéndose por falta de comunicación. Hablamos mucho con la pareja, pero no sabemos hablar de pareja. Esa es la cuestión y es más sencillo de lo que parece.

Buscamos también a una persona que nos divierta...

Es que hoy en día, dado el estilo de vida que llevamos, nos reímos muy poco. Los seres humanos aún somos torpes a la hora de transmitir las emociones. Pero si fuera de la cama no hay lo que tiene que haber... olvídate. Porque lo de la cama es un acto mecánico que te puede gustar más o menos, y ojo, es una parte muy importante, pero las emociones, el cariño... también lo son. Asimismo, hay que cuidar detalles más subidos de tono, como ser sexys, tanto ellas como ellos.

El estudio muestra diferencias entre los sexos. Por ejemplo, ellas le dan mayor importancia al atractivo físico, y ellos valoran más que se les comprenda.

En un estudio nunca puedes evitar que la gente mienta, pero hablaría de dos grupos. Una parte del porcentaje responde a hombres que rondan los 60 y que se sienten totalmente ignorados. Probablemente su pareja se justifica diciendo «¡Total, para lo que me tiene que contar!». Hay otro grupo, éste de hombres jóvenes, que se sienten desplazados a un segundo plano después de que la mujer haya sido madre. No obstante, a nivel general siguen tirando «más dos tetas que dos carretas».

¿Y a nosotras, qué es lo que nos tira?

El físico nos llama la atención, al igual que a ellos. En ese sentido hemos cambiado; hoy no tenemos reparos en mirarles el culo, incluso en admitir el «empujón» que tiene. ¡Afortunadamente! Eso era un coto reservado a ellos, y que se vayan mo- dificando los comportamientos me parece genial.

Otro aspecto llamativo es que según el estudio ellos valoran más las habilidades sexuales, pero, no obstante, son ellas las que piensan constantemente en el sexo.

Lo que está claro es que las habilidades sexuales son importantes para ambos; es esa forma de sorprender, de revivir, de reavivar... la base de todo está en los contenidos y en el lenguaje.

Las habilidades son muy diferentes para cada uno pero, en definitiva, supongo que se busca que tu pareja te satisfaga.

Efectivamente. Para una mujer, más que sexuales, diría que las habilidades son las sensuales: hay hombres que se quejan porque sus mujeres no se arriman. Mira, cuando una mujer se arrima sabe expresar cuando quiere sexo, cuando quiere ser erótica o cuando necesita un abrazo. Pero claro, si la mujer se arrima y obtiene siempre la misma respuesta, que es «te doy todo el cariño, pero si tenemos sexo, mejor», pues terminan por no acercarse.

Entonces, ¿es cierto que ellos siempre están dispuestos?

Ellos dicen que siempre lo están, aunque creo que no es así. Como les solemos decir que no, tampoco lo van a demostrar. Conozco el caso de una pareja que se propuso practicar sexo durante doce días mañana, tarde y noche. Él pidió agua al sexto día porque para él era un esfuerzo físico tremendo, es una caída libre, mientras que nosotras nos mantenemos.

El estudio sugiere que a ellos les molesta que pensemos en el sexo, pero a su vez les atraen las chicas picantes, activas...

Les gustan las chicas activas, una mujer que pisa fuerte, dice claro lo que quiere y se presenta de forma muy erótica... la primera vez bien, la segunda también, pero la tercera ya se lo piensan. Les puede apabullar. Aunque en su pensamiento, que lo trabajan mucho, siempre está esa mujer sexy y picante. Hay hombres que dicen: «Bien, pero no quiero que la madre de mis hijos sea así».

Pues parece un pensamiento muy antiguo, casi ancestral...

¡Uyyy! Hay muchos comportamientos ancestrales en el hombre y en la mujer que todavía no han avanzado lo suficiente. Ellos provienen, al igual que nosotras, de una malísima educación, con unos contenidos religiosos que han hecho polvo a la mujer. A ellos les ha venido muy bien el papel que han desempeñado. Ahora hay un querer renacer, pero todavía, tela.

Hablando de cosas ancestrales, ¿cree que el mito de que aquí no se liga nos ha hecho daño?

Pues sí, y se han hecho muchos chistes. Quizá es la manera de decir «no», que asusta y hace que no se te vuelvan a acercar y haya que ser más sutiles... Ahora, el «no» de una mujer es un derecho, lo demás es un abuso.

En rasgos generales, ¿cómo es la mujer vasca en la intimidad?

En la calle son mujeres de armas tomar, mujeres que en el día a día pisan fuerte y eso se traslada al terreno privado. Pero si no estamos a gusto con nosotras mismas, volvemos a lo mismo. Es cierto que hay diferencias entre la vasca de interior y la vasca de costa. Éstas últimas piden lo que quieren en cada momento.

Y eso de que las vascas y los vascos son fríos, nada de nada. Quizá es que no han elegido bien la manta con la que taparse, o que no tienen suficiente manta.